René Javier Hernández Bautista, quien realiza su postdoctorado en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS), en Santiago Compostela, halló la función de ciertas proteínas presentes en el cerebro que al sobre expresarse o inhibirse podrían provocar obesidad no necesariamente relacionada a la ingesta excesiva de alimentos. Sus estudios tienen como objetivo comprender los procesos cerebrales que influyen en la regulación del hambre para generar nuevos tratamientos para el sobrepeso.
El químico fármaco biólogo explicó que dentro del cerebro se encuentra el hipotálamo, el cual está relacionado con procesos de hambre y se conforma por áreas como la ventromedial y el núcleo arcuato, el último es un centro regulador de saciedad que al dañarse puede provocar desbalance en la ingesta de alimentos.
Dentro de su investigación se ha encontrado que la proteína MCH se ubica dentro del área lateral hipotalámica del cerebro y participa directamente en el metabolismo energético del organismo. Al alterarse repercute en el grado de obesidad de una persona y en otras patologías como diabetes e hígado graso. MCH tiene efecto sobre el metabolismo y está asociada con proteínas como SIRT1, SIRT3 y P53.
“Hasta este momento hemos descrito una vía de señalización de MCH que participa directamente en la ingesta de alimentos y repercute en el grado de obesidad de una persona, ya que afecta dos tejidos: el adiposo blanco, que actúa como relleno y almacén de nutrientes y el marrón, que tiene como función principal producir calor para el cuerpo. Además, dicha proteína se relaciona con el hígado y el desarrollo de diversas patologías en él”, profundizó el mexicano.
En torno al procedimiento que siguió para descubrir el papel que juega MCH en el organismo, el también maestro en ciencias químicas indicó que en el estudio se han analizado de 20 a 30 proteínas, para ello, se inhibieron y silenciaron, es decir, se disminuyó en ellas su expresión o función al tratarlas con un lentivirus; así se descartaron cuáles tienen repercusión a nivel metabólico.
A pesar de dicho hallazgo, Hernández Bautista refirió que no se puede asegurar que MCH sea la única responsable de este proceso, ya que el cerebro es como una red de negocios con mucha interacción entre proteínas. Por ello durante la experimentación se continúa un análisis de una por una para observar el efecto que causan en el organismo para después juntar información y proponer un esquema general del funcionamiento del metabolismo energético.
La investigación lleva alrededor de dos años de iniciada y con el descubrimiento actual se buscará en el futuro utilizar estas proteínas para generar terapias a través de la manipulación genética y revertir el proceso de obesidad, ya que de no atenderse, se pueden desarrollar graves patologías e incluso la muerte.
Fuente: Agencia ID.
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