Actualizar y desarrollar biotecnias para el cultivo de moluscos cuyas especies son de interés comercial o están amenazadas en el medio silvestre, es el trabajo que realiza la Unidad de Investigación y Capacitación para Producción de Engorda de Semillas Marinas (Incapesm) del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO).
Ostión japonés (Crassostrea gigas), ostión Kumamoto (Crassostrea sikamea) y almeja pismo (Tivela stultorum) son algunas de las especies en las que investigadores del IIO de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) buscan aportar innovaciones para que empresas del sector privado adopten nuevas tecnologías de producción.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Juan Gabriel Correa Reyes, investigador del IIO y responsable de la unidad Incapesm, apuntó que las biotecnias para el cultivo de moluscos que se aplican actualmente datan de la década de 1970.
“Muchos de los productores hacen referencia a un manual de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) que es de 1976 y de alguna manera siguen aplicando esas biotecnias”, refirió.
Dos mejoras
A diferencia de las tecnologías de entonces, ahora los cultivos siguen una tendencia hacia procesos más intensivos, que se puedan desarrollar en menor espacio y condiciones ambientales más controladas.
El doctor Juan Gabriel Correa describió que —en general— el proceso productivo contempla las etapas de acondicionamiento de reproductores, desove, fertilización de gametos, mantenimiento de larvas, fijación y criadero, hasta que las semillas de moluscos alcancen una talla de los tres a los cinco milímetros.
Mencionó que esa talla es preferida por los productores, ya que son ellos quienes llevan a cabo las siguientes etapas de crecimiento o producción marina, y del sitio de cultivo depende la técnica a desarrollar.
En el marco de este procedimiento, en la unidad Incapesm se han obtenido por lo menos dos innovaciones biotecnológicas; la primera a nivel de productores, con un sistema de recirculación para su acondicionamiento.
Juan Gabriel Correa explicó que en este sistema es posible controlar variables como la temperatura y calidad del agua, fotoperiodo y alimentación.
Otra de las innovaciones es en el manejo de semillas de talla superior a los tres milímetros, etapa en la que lograron reducir la superficie destinada para esta semilla, pasando de 30 metros cuadrados a tres metros cúbicos.
“Estamos hablando de que es un sistema que nos puede soportar de seis hasta 12 millones de semillas y ahí las podemos acondicionar o crecer para posteriormente entregarse al productor”, destacó el investigador.
Indicó que anteriormente se pensaba que los organismos demandaban más espacio para que las condiciones del agua se mantuvieran, pero mediante la reducción del espacio han comprobado que no es así, siempre y cuando se controlen apropiadamente las condiciones del agua.
Especies de relevancia comercial
Para seleccionar las especies con que trabajan en la unidad Incapesm, se toman en cuenta diferentes criterios, entre ellos, que sean especies con un impacto económico, derivado de su comercialización.
El doctor Juan Gabriel Correa explicó que dan preferencia a especies que tengan demanda comercial para que los beneficios de las investigaciones sean inmediatos, gracias a la vinculación con el sector productivo.
“También estamos trabajando con algunas especies que tienen una demanda comercial pero que no hay una biotecnia para su cultivo todavía muy desarrollada, por ejemplo, la almeja pismo, sabemos que tiene mucha demanda pero todavía no hay laboratorios que produzcan semilla a nivel comercial, nuestro interés es por ese tipo de especies”, expuso.
Acuacultura para la almeja pismo
Es precisamente la almeja pismo la especie con que trabaja desde hace un año el doctor Sergio Curiel Ramírez Gutiérrez, investigador del área de Oceanografía Biológica del IIO, en busca de biotecnología para su cultivo.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, detalló que los trabajos iniciaron con la evaluación del ciclo reproductivo de la almeja pismo, observando cómo se comporta en el medio natural para después llevar organismos al laboratorio y crear un lote de reproductores.
Mencionó que ahora está por iniciar la segunda fase de la investigación, que consiste en acondicionar organismos a diferentes temperaturas y tipos de alimento, para determinar cuáles son las mejores condiciones para la especie.
“Todo el procedimiento es nuevo y, sobre todo, la visión que se tiene del proyecto es llevar la almeja pismo hacia la acuacultura como una opción hacia los productores y los pescadores para que sigan teniendo el recurso”, resaltó el investigador.
Estimó que el desarrollo biotecnológico para el cultivo de la almeja pismo desde la unidad Incapesm presenta avances de aproximadamente 70 por ciento, logrando hasta ahora mantener vivos los organismos para después trabajar en el desarrollo larval y la obtención de semilla.
“Ahorita no estamos en la parte de producción de semillas, estamos en la etapa de acondicionamiento y reproducción; se pudo hacer el primer desove y la segunda etapa sería empezar a llevarlos a tratar de tener más semillas en menos espacio o poder tener una tecnificación que nos permita tener semillas de buena calidad y con menor espacio”, adelantó.
Producción comercial
Debido a que las investigaciones desarrolladas en la unidad Incapesm están orientadas a culminar en transferencia tecnológica, la producción de semilla marina debe llevarse a escala comercial.
El doctor Juan Gabriel Correa indicó que la producción comercial de semilla es a nivel de millones, lo que representa un reto pero también es necesario para comprobar que los procedimientos serán útiles para el sector productivo.
“En mayo se hizo un desove y estamos hablando de que teníamos una producción de 60 millones de larvas y eso fue lo que de alguna manera se puso a crecer; de ahí, lo que estamos sembrando ahorita es poco menos de los 10 millones”, ejemplificó.
Comentó que, habiendo alcanzado este nivel de producción de semilla, el objetivo ahora es incursionar en sistemas más productivos, donde exista un mayor control de las condiciones del agua, lo que evitará las afectaciones que usualmente sufren los laboratorios de producción de moluscos de la región que dependen de las condiciones del agua de mar.
Fuente: CONACYT.
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