En un esfuerzo colectivo multinacional coordinado por 38 investigadores de todo el mundo, cuatro de ellos mexicanos, se ha publicado en la revista BioScience el primer estudio global sobre la biología del tiburón ballena (Rhincodon typus) apoyado por ciencia ciudadana.
Durante 22 años, más de cinco mil 200 personas han aportado fotografías e información clave sobre avistamientos de tiburón ballena que han permitido a los investigadores la sistematización de datos para poder identificar a cada individuo, los sitios de agregación o hotspots, el tamaño de cada población, los movimientos oceánicos que realizan, así como datos sobre su comportamiento y dinámica poblacional.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Rafael de la Parra Venegas, uno de los cuatro investigadores mexicanos involucrados en el proyecto y director ejecutivo de Ch’ooj Ajauil, asociación civil privada en investigación de pelágicos marinos, destacó la importancia del trabajo colaborativo multinacional por parte de los investigadores, así como la trascendencia de la participación ciudadana para el conocimiento y conservación del tiburón ballena.
“Se analizaron cerca de 30 mil reportes y fotografías de encuentros con tiburones ballena, en 54 países, resultando en la identificación de ocho mil 707 individuos diferentes distribuidos en 22 sitios de agregación. De estos, las poblaciones más grandes se encuentran en el Atlántico y Pacífico mexicano, con mil 200 y mil 100 individuos, respectivamente”, apuntó De la Parra.
Ciencia al alcance de la comunidad
En 1995, a partir de una base de datos de fotografías de tiburones ballena del Parque Marino de Ningaloo, Australia, un grupo de científicos creó una plataforma colaborativa para la identificación de tiburones ballena llamada Wildbook for Whale Sharks. El sitio consiste en una librería de fotoidentificación a la que cualquier persona, de cualquier parte del mundo, puede enviar información y fotografías de avistamientos de tiburones ballena.
Desde entonces, el portal funciona como una plataforma de investigación regional y global que permite la captura de información de forma sistematizada para los nuevos encuentros, así como los reavistamientos de animales, lo que provee de una oportunidad única para la colaboración global e intercambio de información entre los grupos de investigación especializados en tiburón ballena.
Los métodos de fotoidentificación se caracterizan por el registro de una porción específica del cuerpo de cada animal que hace la vez de su huella digital. Gracias al característico patrón de puntos que presentan los tiburones ballena, para su identificación se considera la porción superior a la aleta pectoral izquierda, justo detrás de las branquias, área que no varía a lo largo de su vida.
En la plataforma se ofrecen las indicaciones específicas para la toma de fotografías que permita la identificación de cada organismo. “Cada fotografía que se sube al portal es analizada por una serie de algoritmos de reconocimiento de patrones que hacen posible la identificación de cada individuo entre un catálogo de miles de imágenes. Cabe destacar que los algoritmos utilizados son una versión modificada del modelo astronómico de Groth para el reconocimiento de constelaciones estelares y cuerpos celestes”, indicó Rafael de la Parra.
Además de las fotografías, el portal permite la captura de información básica sobre el lugar y fecha del avistamiento y también información complementaria sobre el tamaño del individuo, el sexo, señas o marcas particulares, comportamientos registrados durante el avistamiento, el clima o las condiciones del mar.
La base de datos para la identificación de tiburones ballena recopilada por miles de “científicos ciudadanos” de todo el mundo a lo largo de más de dos décadas, ha permitido una revisión extensiva de los avistamientos de tiburones ballena en contextos locales y globales. De igual forma, el estudio es trascendental por los datos generados para determinar el tamaño de las poblaciones, la proporción de sexos en cada sitio de agregación, así como los patrones de filopatría para cada sitio con sus respectivas tasas de reavistamientos.
“Además de la importancia de los resultados obtenidos para el conocimiento de las poblaciones mundiales de tiburón ballena y haber logrado una colaboración multinacional, este estudio ha permitido acercar a la comunidad no necesariamente relacionada con la ciencia a iniciativas de investigación que generan de forma inmediata una conexión con la especie, curiosidad por conocerla, apropiación del conocimiento que aportan como científicos ciudadanos y la consecuente toma de conciencia hacia la conservación de estos animales”, señaló De la Parra.
Fuente: CONACYT.
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