BITÁCORA

Dormir poco incrementa riesgo de sufrir enfermedades crónicas

En la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa (UAM-I), se han encargado de estudiar la relación directa que existe entre las horas totales de sueño y el riesgo de desarrollar enfermedades como obesidad, diabetes y cáncer.

La doctora Guadalupe Terán Pérez, especialista en medicina del sueño en el área de Atención Clínica, explicó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt la importancia que tiene dormir las horas adecuadas para ser menos proclives a desarrollar diabetes y cáncer.

La química del sueño

Los trastornos de sueño son considerados como un problema de salud pública en México, donde 30 por ciento de la población tiene síntomas que se relacionan con algún tipo de estos, siendo el insomnio el más común.

En la Clínica de Trastornos del Sueño de la UAM se ha trabajado con adultos y niños, donde correlacionan las horas que duermen con el incremento del índice de masa corporal (IMC). La relación está en que a menos horas de sueño hay un mayor aumento de dicho índice.

Tal asociación se debe a la secreción de algunas hormonas —grelina y leptina— que regulan el apetito y la saciedad, “esto significa que cuando nosotros dormimos, estas hormonas se liberan y al no dormir el tiempo suficiente hay una tendencia a comer más y tardar más tiempo en sentirnos saciados, lo que provoca un aumento de peso”.

De acuerdo con la especialista, esta consecuencia se establece desde la primera noche en que no se duerme bien y resulta suficiente para que haya un desajuste hormonal al día siguiente que se manifiesta en un aumento de apetito y la ingesta de alimentos ricos en calorías e hidratos de carbono simples.

En cuanto a la diabetes, la Clínica de Trastornos del Sueño de la UAM no ha hecho un estudio como tal, pero se ha observado que no dormir lo suficiente aumenta la resistencia a la insulina y, sumado el riesgo de obesidad antes mencionado, se vuelve un problema de salud pública importante.

La falta de sueño y el cáncer se relacionan a través de la alteración del ciclo circadiano, pues mantenerse despierto cuando no hay luz desestabiliza los periodos de actividad y reposo que deberían estar en concordancia con el ritmo de luz y oscuridad, lo que afecta la proliferación celular, favoreciendo el desarrollo de la enfermedad.

«Esto se ha comprobado en personal de salud que trabaja durante la noche, específicamente en cáncer de mama y próstata», mencionó Guadalupe Terán.

Población infantil, los más vulnerables

La relación más cercana con los estudios realizados está en el sector escolar de México, donde Guadalupe Terán explicó que los niños están durmiendo por lo menos dos horas menos del tiempo esperado para su edad.

“Ellos deberían dormir de nueve a once horas diarias y lo recomendable es que se duerman temprano, ya que durante el sueño hay una liberación de hormonas adicionales a la leptina y grelina como la hormona del crecimiento, la cual se secreta en la primera mitad de la noche”.

Los escolares hoy día duermen un promedio de siete horas y media, tiempo menor a lo indicado, las causas son consideradas multifactoriales pero existe una principal asociación entre la exposición a los dispositivos electrónicos y la falta de sueño en ellos.

Dicho uso prolongado de pantallas como celulares, tabletas, televisión y otros, tiende a afectar de dos maneras: por un lado, es durante la noche cuando existe un mayor uso de estos dispositivos y el cerebro identifica que aún hay exposición a la luz, por lo tanto tarda más en conciliar el sueño.

“Esto se debe a que cada vez que nosotros nos queremos ir a dormir por las noches, una de las principales señales son los cambios de luz y oscuridad. Entonces una hora y media después que oscurece se tiene la liberación máxima de melatonina, que es la hormona que inicia el sueño”, explicó Guadalupe Terán.

Si se está sobreexpuesto a estos dispositivos, el cerebro registra que todavía hay luz, y que hay mayor tiempo para mantenerse despierto, entonces eso retrasa la hora para dormir y también hace que el sueño sea menos profundo.

De acuerdo con la investigadora, la segunda causa es que el estilo de vida de los mexicanos es saturado y complica las rutinas de sueño de niños y adultos, por lo que han determinado que el sueño es poco valorado en la población en general.

Actualmente se trabaja en una campaña que busca posicionar los trastornos del sueño como una epidemia global del siglo XXI y en la cual la investigadora mencionó que están convencidos de que dormir bien es una herramienta accesible que impactará de manera directa en la prevención de estas enfermedades crónicas.

Mejorar hábitos de sueño

Los especialistas han comprobado que la dificultad para dormir afecta las defensas del cuerpo, lo que debilita el sistema inmune y expone el organismo a un mayor riesgo de contraer enfermedades.

Entonces un primer punto para mejorar los hábitos de sueño y evitar el desarrollo de enfermedades como cáncer, diabetes, entre otras, es la insistencia de parte de los expertos en dar al sueño la importancia que se requiere, “es necesario explicar a los padres, niños y jóvenes qué pasa cuando se duerme y se deja de dormir”.

Guadalupe Terán mencionó que lo más importante es priorizar el sueño, que las personas traten de dormir las horas que se necesitan de acuerdo a su edad, no exponerse a la luz de ningún dispositivo en un periodo de dos horas previas en niños y en adultos 30 minutos antes.

Además es muy importante cuidar lo que se come y se bebe en la cena, ya que la recomendación está en hacerlo por lo menos una hora y media antes de ir a dormir y que la cena sea ligera y baja en grasas e irritantes, así como evitar el consumo de bebidas que contengan activadores como café, té, refrescos de cola o chocolate después de las cinco de la tarde ya que alteran la calidad del sueño.

Finalmente, la especialista recomienda que el ambiente en el que se duerme sea el adecuado, esto quiere decir que el lugar debe estar oscuro, ventilado, que en medida de lo posible no entre ruido y sea cómodo para que la calidad del sueño sea mejor.

“Si identificamos que algo no está bien con nuestra manera de dormir como roncar, moverse mucho o si algo pasa en la noche y que llegue a afectar nuestra memoria, concentración o funcionamiento en general, es necesario acudir con un especialista para descartar que haya algún problema y mejorar así la calidad de vida”.

Fuente: CONACYT.

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