A nueve años de la creación de Redes Temáticas Conacyt, este programa se ha vuelto trascendental y con un impacto que va más allá de la generación de conocimiento, pues en estas redes se han creado las bases para iniciativas de ley, planes nacionales o normas oficiales, entre otros, que inciden directamente en la vida cotidiana de la sociedad mexicana.
En el mundo, la forma de hacer ciencia implica, cada vez más, la colaboración entre investigadores de diferentes disciplinas. El programa de Redes Temáticas busca, precisamente, fomentar y facilitar esta colaboración a través de grupos de investigadores de distintas disciplinas organizados en torno a la atención de problemas nacionales, indicó Verónica Bunge, directora de Redes e Infraestructura Científica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Asimismo, ha contribuido a atender problemas desde una perspectiva multidimensional de manera articulada entre actores nacionales e internacionales de la academia, gobierno, empresas y sociedad civil.
Este trabajo articulado se ve reflejado en más y mejores propuestas de iniciativas de ley o normas oficiales en las que se han involucrado los integrantes de las Redes Temáticas.
Una mirada a las Redes Temáticas Conacyt
Actualmente, hay más de 80 Redes Temáticas, cifra histórica que, en su conjunto, agrupa a casi 12 mil personas, entre investigadores, estudiantes y miembros del gobierno, empresas y sociedad civil.
Dichas redes están enmarcadas en las áreas prioritarias establecidas en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti) 2014-2018: ambiente, desarrollo sustentable, conocimiento del universo, desarrollo tecnológico, energía, salud y sociedad.
Verónica Bunge indicó que estas redes articulan diversos sectores de la sociedad con la academia para atender de manera multidisciplinaria problemas complejos.
Alrededor de 87 por ciento de las Redes Temáticas cuenta con integrantes del gobierno, empresas o de la sociedad civil, además de los académicos y estudiantes.
La doctora subrayó que las redes han contribuido a disminuir las asimetrías entre las instituciones y las entidades federativas, ya que al trabajar en redes comparten infraestructura y así pueden optimizar el aprovechamiento de recursos materiales y humanos.
Hoy, en todas las entidades federativas del país existen miembros académicos o no académicos de alguna Red Temática Conacyt. Más de la mitad de las Redes Temáticas tiene presencia en al menos 13 estados, lo cual representa un logro importante, ya que tan solo dos años atrás 31 por ciento de las redes tenía esa cobertura.
Ciencia vs. plaguicidas
Muchas de las Redes Temáticas han tenido una incidencia en el diseño de leyes, normas o reglamentos que contribuyen a mejorar la vida de las personas; por ejemplo, la Red de Toxicología actualmente trabaja con legisladores en una iniciativa de ley para prohibir algunos plaguicidas que afectan la salud y el medio ambiente.
Dicha red se creó hace tres años y está conformada por 130 miembros, entre ellos científicos y estudiantes de diversas disciplinas como toxicología, biología, ecología, ingeniería y matemáticas.
Irma Martha Medina Díaz, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit y responsable de esta red temática, explicó que están reuniendo toda la información y evidencia científica que sirvan como sustento de una propuesta de reforma a la ley para que se prohíban los plaguicidas que ya están restringidos en otros países.
Medina Díaz, junto con miembros de la red, realizó un estudio que recabó un catálogo de investigadores y productos científicos para ver los efectos genotóxicos, mutagénicos, carcinogénicos, reproductivos e inmunológicos.
“Actualmente estamos trabajando con la legisladora Verónica Delgadillo para que se prohíban específicamente los neonicotinoides que están acabando con los polinizadores como las abejas”, los cuales ya están prohibidos en diversos países en Europa.
Evidencia científica para establecer mejores regulaciones
Otra de las contribuciones que han realizado algunas de las Redes Temáticas es proporcionar información y evidencia científica que ayude a los tomadores de decisiones.
Por ejemplo, la Red de Nanociencias y Nanotecnología —creada en 2009— ha incidido en la emisión de nueve normas, “estas normas tienen que ver con el uso y caracterización de las nanopartículas, lo cual sirve como base para la regulación de muchos productos tanto en la industria aeronáutica, automotriz y de alimentos”, indicó Gabriel Luna Bárcenas, coordinador de dicha red.
Asimismo, en este año la red —que está conformada por poco más de 450 integrantes— lanzará la plataforma digital Sistema Nacional de Evaluación Nanotoxicológica (Sinanotox), en la cual se encontrará una gran cantidad de pruebas biológicas, microbiológicas, citotóxicas, entre otras, para que las autoridades puedan hacer una mejor evaluación del riesgo en la salud de muchos productos nanométricos.
Optimizar recursos
Las Redes Temáticas también han contribuido a unir y fortalecer las comunidades científicas para que trabajen en proyectos clave que les ayuden a obtener más y mejores resultados, lo cual se traduce también en optimización de recursos.
Este es el caso de la Red de Física de Altas Energías, que cuenta con un Plan Nacional de Física de Altas Energías 2014-2018, en el cual establece en qué áreas y proyectos internacionales se enfocará la comunidad mexicana.
Eduard de la Cruz Burelo, coordinador de esta red, explicó que enfocarse en áreas de la física de altas energías muy específicas ha permitido a los físicos mexicanos hacer aportaciones más importantes y, por tanto, tener mayor visibilidad a nivel mundial tanto en la parte teórica, como experimental y de supercómputo.
Esta red, que surgió en 2010, actualmente cuenta con más de 310 miembros, de los cuales la mitad son investigadores y la otra mitad son estudiantes y algunos miembros de la industria.
El futuro de las redes
Para Pablo Zazueta, subdirector de Gestión de Redes e Infraestructura, de la Dirección de Redes e Infraestructura Científica del Conacyt, indicó que para los próximos años se espera que las Redes Temáticas evolucionen en el sentido de incrementar su trabajo y colaboración con la sociedad civil y la industria, así como en diversificar sus fuentes de financiamiento. Esto último ayudará a que las redes tengan mayor solvencia, además de que incentiven a las empresas con las cuales colaboran a que inviertan más en ciencia, tecnología e innovación.
Cabe recordar que los países con mayor desarrollo económico en los últimos años han tenido una importante y creciente inversión privada en el sector científico y tecnológico. En este sentido, las Redes Temáticas podrían hacer una aportación importante, además de su ya probada incidencia en políticas públicas y normativas que impactan de manera favorable a la sociedad mexicana.
Fuente: CONACYT.
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