Cuando tenía 10 años, el investigador Carlos Serrano Sánchez exploró los campos y áreas naturales de Ciudad Mendoza y Orizaba, Veracruz, recolectó fragmentos de cerámica y obsidiana que había en el suelo hasta formar una colección. La curiosidad y dudas surgían. ¿Quiénes manufacturaron estos materiales y por qué están en el campo?
Carlos Serrano Sánchez, antropólogo, investigador nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y exdirector del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló su pasión sobre los antiguos habitantes y grupos indígenas de México desde la infancia porque considera que estos aportan información del pasado de la población mexicana y de la humanidad.
A inicios de los años 60, Serrano Sánchez recabó información en la capital del país para informarse sobre la licenciatura que estudiaría: antropología física en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). De modo que, una vez aceptado y satisfecho con la elección de licenciatura, tuvo que mudarse a la Ciudad de México. Obtuvo una beca y eso permitió que sus estudios no fueran interrumpidos.
Después de concluir su licenciatura, en 1966 concluyó la maestría en ciencias antropológicas en la UNAM. Estudió el doctorado de especialidad en ciencias —antropología biológica— en la Universidad de París, con apoyo de una beca que le otorgó el gobierno francés. Su tesis titulada Dermatoglifos de las poblaciones mayas de México y otros grupos mesoamericanos (1975) concretó sus intereses en antropología biológica.
Fue uno de los fundadores y el primer presidente de la Asociación Mexicana de Antropología Biológica en 1981, y en 1984 regresó a Francia como corresponsable mexicano del proyecto Biología humana y desarrollo en la Mixteca Alta con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia.
Diversidad cultural
“El ámbito mesoamericano es una experiencia histórica en México por la diversidad de culturas que surgieron en esta región que cubre la parte sur de la república mexicana y se extiende hacia Centroamérica”.
Serrano Sánchez explica que los pueblos indígenas actuales han enfrentado condiciones de marginalidad, carencia de alimentación y bienestar, por ello, la antropología física debe ayudar a buscar soluciones. Cada vez que investiga y acude a las localidades de estudio, comparte los resultados con los habitantes por medio de conferencias y resúmenes de los resultados obtenidos. La población adquiere conciencia del por qué es importante investigar lo que sucedió porque eso nos ayuda a entender el presente.
“Ese es un aspecto que a veces los investigadores no logramos realizar adecuadamente, y es conveniente colaborar con quienes trabajan en la comunicación científica, el periodismo y la cinematografía porque ayudan (a la difusión de información) y lo hacen profesionalmente”.
Docencia y divulgación, tareas indispensables del científico
El 29 de abril de 2001, el investigador Serrano Sánchez estaba en Veracruz, pese a que era su cumpleaños. Acudió a Maltrata porque los habitantes decían que había huesos grandes de un animal en un barranco. La investigación inició y lo que se veía era el colmillo de un mamut. “Llevó tiempo explorarlo y considero que fue un regalo de cumpleaños”.
Sobre la divulgación de la ciencia en Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM señala que también es grata. Ha impartido conferencias de temática antropológica en Domingos en la Ciencia y Semana de la Evolución. Siempre está atento para participar y brindar charlas divulgativas.
“Es un compromiso del científico la gestación de conocimiento y su difusión pública y como plataforma de nuevas investigaciones”.
Antropología, mensaje humanístico
“La antropología tiene una gran oportunidad de contribuir en temáticas que tienen una gran importancia para la sociedad humana, conocer su problemática desde una visión humanista (…) Nos enseña el respeto y la solidaridad que nos debemos los seres humanos. Es un mensaje humanístico que es fundamental, en general en las ciencias sociales, pero la antropología tiene esta misión de preservar y promover ese clima de relación solidaria entre los seres humanos”.
“Y la pregunta es, ¿cuándo me retiro?”
En 2016, desarrolló el proyecto ADN antiguo: poblamiento y diversidad cultural en México, por medio del Programa de Apoyo al Fortalecimiento de la Infraestructura Científica y Tecnológica del Conacyt. Actualmente, para Carlos Serrano, la investigación siempre fue parte fundamental y lo que siempre llamó su atención, pero la oportunidad para desempeñarse como profesor se presentó, y desde 1968 es docente. En 2018, cumplirá 50 años como profesor.
Impartió clases en la ENAH, después en el programa de Posgrado de la UNAM y recientemente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la máxima casa de estudios en la licenciatura en antropología. Después de 50 años, considera que es necesario planificarlo, pero los alumnos e investigadores conocen y saben que su experiencia y gran trayectoria son importantes para la comunidad académica y científica.
Fuente: CONACYT.
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