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Luis Contreras, el científico mexicano que construirá robots en Japón

Cuando era estudiante de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y decidió dedicarse a la investigación, Luis Ángel Contreras Toledo intentó realizar una maestría en Japón pero no fue aceptado por la institución a la que se presentó como aspirante.

Más adelante lo intentó de nuevo y no obtuvo la beca que necesitaba; no obstante, el joven no se dio por vencido, buscó diferentes alternativas, tocó otras puertas y ahora está a punto de iniciar una estancia posdoctoral para diseñar los software de visión y navegación que serán utilizados en la construcción de robots en la Universidad de Tamagawa, proyecto que tendría una duración de tres años.

“Desde que comencé la carrera sabía que quería convertirme en investigador, al decidir que estudiaría la maestría, deseaba hacerla en el extranjero y apliqué a una universidad japonesa, pero en el primer intento, el idioma fue una barrera, desde la prepa estudiaba japonés y lo hablaba bien, pero no el inglés, así que no fui aceptado”, dijo el investigador que actualmente se desempeña como coordinador del área de visión por computadora del laboratorio de biorrobótica de la UNAM.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el joven detalló que no tomó esa experiencia como un revés, sino como un área de oportunidad para mejorar, así que se empeñó en el aprendizaje del inglés hasta convertirse en teacher.

“Cuando concluí los cursos básicos quise tomar el curso de teachers para convertirme en profesor del idioma, pero el instituto donde estudié solicitaba docentes y me invitaron a incorporarme a la plantilla gracias al nivel que había logrado”.

Superado ese primer obstáculo, realizó un segundo intento para estudiar la maestría pero en esta ocasión no obtuvo la beca que solicitó al gobierno de Japón a través de su embajada en México porque en ese momento se priorizaron las solicitudes de doctorado.

“Eso de nueva cuenta lo vi como una oportunidad para mejorar, así que modifiqué mis planes y realicé la maestría en la UNAM, en la Facultad de Ingeniería, durante la cual tuve la oportunidad de realizar una estancia de cinco meses en la Universidad de Bristol, en Inglaterra, y en donde después fui aceptado para realizar un doctorado”.

El joven relató que durante esa estancia desarrolló un algoritmo para la detección y reconocimiento de objetos y su posición en el espacio para que un robot pudiera manipularlos; con este trabajo conoció a quien sería su tutor de doctorado, el doctor Walterio Mayol. Con las puertas abiertas en Bristol, el joven regresó a México a concluir su maestría para después incorporarse como ayudante de investigación en la UNAM.

Del entendimiento de fenómenos sísmicos a la construcción de robots

Gracias a que desde el inicio de su carrera tuvo claro que quería convertirse en investigador, Luis Contreras se involucró en diversos proyectos que van desde modelado del comportamiento de grandes objetos durante un sismo, hasta el desarrollo de diversos algoritmos de visión para un robot de servicio.

Su primer acercamiento formal a la investigación tuvo lugar durante su servicio social, que realizó hasta que concluyó los créditos de la licenciatura en ingeniería eléctrica y electrónica.

“Para graduarte, la universidad pide hacer un servicio social y tienes la opción de realizarlo los primeros semestres como ayudante de algún profesor o al finalizar los créditos. Aunque me tomaría un semestre más graduarme, preferí hacerlo al final porque las mejores opciones de servicio social en el área de investigación son para estudiantes con los créditos finalizados”.

Debido a esa decisión, el joven trabajó con el ingeniero Rodolfo Peters en un proyecto de instrumentación visual en la Coordinación de Electrónica del Instituto de Ingeniería de la UNAM, en colaboración con el doctor César Arredondo de la Coordinación de Ingeniería Sismológica del mismo instituto, en donde se desarrolló un sistema para detectar el comportamiento de cuerpos rígidos en un sismo a través de secuencias de videos.

“Tratamos de definir cómo un televisor, un refrigerador o una mesa, por ejemplo, se comportarían en un sismo, dependiendo de su geometría, ello con la finalidad de reducir los riesgos para las personas durante un siniestro”.

En paralelo a ese trabajo, comenzó su tesis de licenciatura, la cual consistió en el desarrollo e implementación de un invernadero automático, proyecto que realizó en colaboración con la Universidad Autónoma Chapingo. Al finalizar, concretó un sistema automático capaz de mantener el control de la temperatura, humedad ambiental, nivel de agua en suelo y ventilación.

“Este trabajo lo realicé en 2006, cuando el uso de instrumentación automática no se encontraba tan extendido en los invernaderos del centro y sur del país, a diferencia de lo que ocurría en el norte de México. Logramos probar este sistema automático en un invernadero prototipo en Chapingo, en colaboración con el maestro Elías Hernández”.

Visión por computadora

Durante su tesis de maestría —que realizó en México con miras a obtener la beca para un doctorado en el extranjero— trabajó en el Departamento de Procesamiento de Señales del Posgrado de Ingeniería de la UNAM, en el área de procesamiento de imágenes, en donde colaboró por primera vez con el doctor Jesús Savage, con quien ahondó en el reconocimiento de objetos a partir de técnicas de visión por computadora.

Fue durante esta etapa de su formación cuando tuvo la oportunidad de realizar una estancia en la Universidad de Bristol y los algoritmos de visión por computadora que desarrolló en ella fueron probados en su primera participación en la RoboCup.

“Estando en Bristol tuve que trasladarme a Turquía para sumarme al equipo Pumas que viajó de México a la competencia y ahí probamos mis algoritmos de visión por computadora. Fue como ver de forma aplicada lo que desarrollé en forma teórica y eso fue una gran motivación para mí”.

Durante su doctorado, dio continuidad a esa línea de investigación, perfeccionó y robusteció sus algoritmos, asimismo colaboró con el equipo de robots de servicio HEARTS de la Universidad de Bristol, que recibieron varios reconocimientos en el torneo europeo de robótica RockIn 2017 y se mantuvo en colaboración con el laboratorio de biorrobótica de la UNAM.

A su regreso, ese vínculo le permitió sumarse como parte de la plantilla de investigadores; no obstante, al mencionar al doctor Jesús Savage su interés por realizar un posdoctorado, este le ofreció hacerlo en la UNAM, pero también le sugirió comunicarse con el organizador de la RoboCup 2017, celebrada en Japón, para pedirle asesoría sobre opciones de posdoctorados en el extranjero.

“Le escribí al organizador, le dije que el doctor Savage me sugirió contactarlo para identificar las mejores opciones de posdoctorado en el extranjero y la respuesta fue una oferta para sumarme al equipo de investigación en la Universidad de Tamagawa, esto fue casi de manera inmediata a mi regreso del doctorado, regresé en noviembre de 2017 y en diciembre ya tenía la oferta de la universidad japonesa; sin embargo, decidí continuar trabajando en el laboratorio hasta el mes de mayo próximo que inicia mi posdoctorado”.

Antes de tomar la decisión de irse a Japón, a la par de la opción para realizar el posdoctorado en la UNAM, al joven mexicano también se le presentó la oportunidad de realizarlo en el ITAM; no obstante, eligió el país nipón como un reto personal y por el gran potencial que le brinda para mejorar su formación.

«El primer paso que di en mi formación como investigador fue hacia Japón y no lo conseguí en un principio; lograrlo en este momento es una muestra de que he mejorado lo suficiente como para tener esta oportunidad. Aún más importante, estoy en busca de aprender cada día más y qué mejor que hacerlo en Japón, uno de los países más avanzados en el desarrollo de la robótica”.

Luis Ángel Contreras Toledo se ha propuesto profundizar sus estudios en inteligencia artificial aplicada a la navegación autónoma y acercarlos al razonamiento de un humano. Para ello, utilizará el hardware de última generación disponible en Japón para fines experimentales y desarrollar de ese modo la generación del conocimiento que inició en México.

Fuente: CONACYT.

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