El Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) y el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) armonizan capacidades para impulsar el desarrollo sustentable, abasto y seguridad alimentaria del estado de Hidalgo y su zona de influencia.
El Centro de Investigación y Desarrollo en Agrobiotecnología Alimentaria (Cidea) atenderá las necesidades del sector agroalimentario con ayuda de la biotecnología. El consorcio aprovechará el potencial agropecuario de Hidalgo y sus alrededores para contribuir a la seguridad alimentaria, así como generar cadenas productivas y dar sustentabilidad al uso de recursos.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Pablo Wong González, director general del CIAD, y la doctora Socorro Josefina Villanueva Rodríguez, profesora investigadora del Ciatej, hablaron sobre la creación y capacidades del consorcio.
“La idea central de la actuación en la región es enfocarnos en sistemas alimentarios sostenibles. Treinta por ciento de la superficie del estado de Hidalgo es utilizado para agricultura y de esa superficie agrícola, 75 por ciento es de temporal y más de la mitad de su población se encuentra en situación de pobreza”, destacó el director general del CIAD, responsable del consorcio.
Este proyecto —dijo Wong González— surgió por una inquietud del gobierno del estado de Hidalgo, el cual se acercó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para solicitar la apertura de un centro de investigación. Después de analizar la solicitud, el Consejo creó este consorcio en el que participan dos centros públicos de Conacyt para generar y transferir conocimiento y formar recursos humanos especializados en materia agroalimentaria.
La fuente de financiamiento proviene de un Fondo Mixto (Fomix) por 100 millones de pesos entre Conacyt y el gobierno del estado de Hidalgo. Este fondo servirá para completar la primera fase del consorcio, que se construirá en la Ciudad del Conocimiento, ubicada en Pachuca, Hidalgo, y comenzará operaciones a finales de 2018.
El consorcio hace un gran énfasis en la creación de sistemas alimentarios sostenibles para apoyar la productividad del sector agroalimentario y, al mismo tiempo, ayudar a que la población rural alcance el bienestar por medio del fortalecimiento de cadenas productivas y el apoyo a los productores agrícolas.
Fortalecimiento del sector agroalimentario
Entre las contribuciones del Cidea al sector agroalimentario hidalguense se encuentran la creación de agroindustrias, productos de valor agregado, fortalecimiento de micro y medianas empresas, sanidad e inocuidad alimentaria y uso sustentable de la biodiversidad y del agua.
La doctora Socorro Josefina Villanueva Rodríguez, coordinadora de la participación del Ciatej en el consorcio, dijo que el estado de Hidalgo tiene vocación agrícola; sin embargo, el valor agregado de los productos que se generan es casi nulo, debido a que del cultivo pasan directamente a la venta y en la mayoría de los casos se vende a intermediarios, sin generar riqueza para la región.
“Por lo anterior, se destaca la importancia de desarrollar un plan de acción para cubrir las necesidades detectadas en el estado, en el cual se integrará desarrollar un programa eficiente y sostenido de control de plagas, desarrollar el autoabasto de las comunidades rurales e impulsar el valor agregado de los cultivos de la producción primaria”, declaró Villanueva Rodríguez.
Agregó que se impulsará el fortalecimiento de la milpa, el autoabasto de las comunidades indígenas y el desarrollo tecnológico de las empresas, que los productores primarios pudieran ir creando, además de incorporar en estas iniciativas a estudiantes del área de alimentos, biotecnología y agronomía, para que se apropien del conocimiento y sus riquezas y con ello, contribuir a la disminución de la fuga de talentos y la migración en busca de oportunidades.
Se tiene contemplada la construcción de tres edificios fundamentales: uno es el destinado a las labores administrativas, un segundo edificio que albergará laboratorios y un tercero que servirá como planta piloto y será la base para transferir la tecnología generada.
Villanueva Rodríguez comentó que hasta el momento el consorcio se encuentra en 40 por ciento de desarrollo y uno de los objetivos de la primera etapa es contar con cinco laboratorios dedicados al estudio de microbiología y microbiota de suelos, ciencias ómicas, diseño de alimentos funcionales, metabolitos secundarios y un laboratorio de físico-química de alimentos.
Adicionalmente, se planea abrir una ventanilla para la recepción de muestras y realización de análisis de rutina, pues según la doctora Villanueva Rodríguez, “en la región los laboratorios locales de servicios no alcanzan a dar respuesta en los tiempos de las empresas para análisis básicos de la industria de alimentos, como son el análisis microbiológico, bromatológico y de tablas nutrimentales”.
El equipo de catedráticos del CIAD, dirigidos por la doctora Mayra de la Torre, ya se encuentra realizando investigación sobre la microbiota de los suelos de Hidalgo, con el fin de promover consorcios microbianos para la fertilización y creación de plaguicidas biológicos, pues las regiones agrícolas del estado son tierras en las que no se han utilizado agroquímicos y plaguicidas con frecuencia.
Entre la plantilla de expertos resaltan seis investigadores adscritos al programa Cátedras de Conacyt: tres de ellas fueron asignadas al Ciatej, mientras que los otros tres investigadores fueron asignados al CIAD. Cuatro de ellos ya se encuentran instalados en Pachuca para llevar a cabo actividades con el consorcio.
Retos y oportunidades
El doctor Wong González mencionó que entre los principales retos se encuentran la coordinación entre los dos centros que forman parte del consorcio, pues aunque ambos forman parte de la red de centros públicos de investigación, son entidades independientes la una de la otra. Asimismo, dijo que se debe dar seguimiento al proyecto después del cambio sexenal.
La doctora Villanueva Rodríguez mencionó que es importante ayudar a las comunidades de productores primarios para que puedan vender productos con un valor agregado y se generen beneficios económicos, sociales y culturales en la región.
“Como directores de centros públicos vemos positivamente esta táctica de conformar consorcios como alianzas estratégicas entre centros, porque ayuda a complementarnos como sistema, además de que unimos esfuerzos presupuestarios para hacer uso racional de los recursos y fortalecer el desarrollo de las regiones con mayor rezago a través de la ciencia, tecnología e innovación”, puntualizó Wong González.
El futuro del consorcio
Una vez culminada la primera fase de construcción del consorcio se tiene planeado realizar un proyecto que ayudaría a sentar las bases para iniciar operaciones y comenzar a tener acuerdos de vinculación con instituciones de educación superior. Mientras que en la tercera etapa, se planea iniciar con una segunda fase de construcción, de manera que se tenga una infraestructura y equipamiento completos.
Por su parte, Villanueva Rodríguez dijo que es necesario trabajar en equipo y hacer sinergia con las instituciones locales, entre las que se encuentran secretarías y otras instancias gubernamentales, universidades y laboratorios de investigación, para coadyuvar al fortalecimiento del sector agroalimentario del estado de Hidalgo y del país.
Fuente: CONACYT.
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