El doctor Sigfrido Sierra Galván, investigador del Laboratorio de Taxonomía de Hongos Tremeloides de la Facultad de Ciencias, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dirige sus investigaciones al estudio taxonómico de los hongos macroscópicos del Valle de México. Junto a su grupo de colegas y estudiantes del laboratorio, ha descubierto nuevas especies en esta zona.
“Una fue dedicada al doctor Teófilo Herrera, exponente de la micología en México, Phyllogloea herrerae; al doctor Miguel Ulloa le dedicamos Scutellinia ulloae; y Dacryopinax lowyi al doctor Bernard Lowy, investigador de Estados Unidos, quien centró su investigación en los hongos gelatinosos. Actualmente encontramos una nueva especie en los bosques de Milpa Alta, la cual dediqué a mi hijo Gael, Dacryopinax gaeli”, comentó entusiasmado el doctor Sigfrido Sierra, miembro de la Asociación Mexicana para el Estudio de los Hongos.
En la actualidad, se estima que existen 250 mil especies en México. Los cálculos fueron hechos el siglo pasado, con respecto a la hipótesis del doctor David L. Hawksworth, quien proponía que cada planta tiene asociado cinco hongos: el simbionte con sus raíces, el parásito, el endófito, el saprótrofo y el comensal.
El experto explicó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que en dicha relación de cinco a uno, puede hacerse una extrapolación de las plantas conocidas en México. No obstante, los cálculos salen del parámetro al considerar ecosistemas como los del estado de Chiapas, donde la diversidad vegetal es vasta.
“Han hecho nuevas estimaciones y a nivel mundial se llega a cinco millones de especies, compitiendo con la diversidad de los insectos. En los insectos se menciona que son cinco millones las especies estimadas. Con hongos, se tiene hasta ahora descritos a nivel mundial un aproximado de 130 mil especies”, señaló.
Los hongos macroscópicos silvestres son considerados como recurso forestal no maderable y desempeñan un papel importante para los ecosistemas y comunidades humanas. Sin embargo, los estudios ecológicos son escasos, desconociéndose la potencialidad de las poblaciones silvestres y su aprovechamiento sustentable.
Asimismo, la deforestación y pérdida de costumbres afectan la diversidad biológica, alimentaria y cultural de los hongos. La relevancia de conocer la cifra de las especies de hongos en México ayudará a sumar el conocimiento biológico de cada uno y, a su vez, diseñar estrategias de manejo y aprovechamiento sustentable de los ecosistemas.
¿Qué es un hongo?
El doctor Sigfrido Sierra se enamoró de los hongos por su diversidad en formas y tamaños. Sus asombrosos secretos en mecanismos de reproducción y fisiología complican el trabajo de reducirlos en una interpretación.
Son descritos como organismos eucariontes, en su mayoría filamentosos, con crecimiento apical, aclorófilos, heterótrofos por absorción y con pared celular constituida por quitina.
“Tienen su propio reino, el reino de los hongos o reino fungi. Tienen características muy particulares para ser clasificados dentro de este grupo. Filogenéticamente, los hongos están más emparentados con los humanos que con las plantas”, reveló Sigfrido Sierra.
Los hongos filamentosos pueden apreciarse sobre las tortillas o el pan. El experto indicó que parte de ese filamento blanquecino es conocido como hifas y en su conjunto es llamado micelio.
Tienen paredes celulares similares a las plantas, solo que en las plantas la pared celular es de celulosa, y los hongos presentan, entre otros compuestos, quitina. Otra diferencia es que los hongos no tienen semillas, en su caso producen esporas. La forma de reproducción puede ser asexual y sexual.
“Los cuerpos que vemos sobre la tierra o sobre el tronco, esos son los ‘frutos’ pero no se les dice frutos, nosotros les llamamos esporoma, cuerpos que producen esporas. Los producen precisamente para generar y dispersar sus esporas que son sus propágulos”, explicó.
¿Cómo se distribuyen?
Los hongos saprótrofos tienen una distribución cosmopolita, pero hay especies y formas de distribución restringidas o endémicas, en particular las simbióticas mutualistas y las parásitas, todas ellas ligadas a un determinado hábitat.
“Los hongos muchas veces son muy celosos del árbol con el que están haciendo la micorriza. Entonces si crecen asociados a encino es una especie, el que crece en pino es otra y el que crece en oyamel es otra. Y los colectan y comercializan como si fuera uno solo”, indicó Sigfrido Sierra.
La mayoría de la diversidad fúngica ha sido encontrada en bosques templados, pero en las zonas tropicales y subtropicales del país falta mucho por explorar.
Parte de los datos analizados por el grupo de investigación del doctor Sigfrido Sierra fue publicada en el libro Biodiversidad mexicana volumen II editado por la Conabio, en donde se muestra que en la Ciudad de México, la cifra es de 264 especies descritas para hongos macroscópicos.
Las principales zonas de la Ciudad de México trabajadas por el grupo del doctor Sigfrido son las zonas boscosas cercanas al pueblo de San Pablo Oztotepec de la delegación Milpa Alta; también han explorado zonas de Xochimilco, Tlalpan y la Magdalena Contreras. Varios de los territorios estudiados son considerados como zona de conservación dentro del territorio de la Ciudad de México, alcanzando 59 por ciento de los registros.
“Empezamos a hacer las recolectas y vimos que hay bosques bien conservados todavía en la zona de Milpa Alta. Estamos a punto de sacar el primer listado de especies de Milpa Alta y ya se concluyeron dos tesis, tres más están en proceso”, añadió con emoción.
En México, los estudios ecológicos de los hongos son escasos, desconociéndose la potencialidad de las poblaciones silvestres y sus posibilidades de uso sustentable. Cabe resaltar su función ecológica en los ecosistemas, diversidad alimentaria y cultural.
“Nosotros hemos estado viendo que cerca de la Ciudad de México, principalmente en Milpa Alta , Xochimilco y Tlalpan, la gente tiene el conocimiento pero ya es muy poco. Lo tienen principalmente algunos adultos mayores, pero cuando les hablamos de hongos, generalmente piensan en el champiñón y en la seta. Estos son hongos que se cultivan en México, pero originalmente son de Europa, y sabemos que tenemos aquí especies de hongos conocidas en épocas prehispánicas con un potencial para su producción y consumo”, indicó preocupado el experto.
Resaltó que parte de la pérdida del conocimiento etnomicológico surgió a partir de la colonización; sin embargo, algunos pueblos originarios aún usan en sus costumbres algunos hongos. El doctor Sigfrido Sierra considera que si los hongos fueran aprovechados de forma comercial, aportarían beneficios económicos y alimentarios para los pueblos.
Principales especies comestibles en el Valle de México
Los resultados a los que ha llegado el equipo de trabajo del doctor Sigfrido Sierra, a partir de muestreos de las zonas y revisión bibliográfica, es que las zonas más estudiadas dentro de la Cuenca de México fueron el Desierto de los Leones en la delegación Cuajimalpa y Álvaro Obregón; el Parque Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla; la zona de Los Dinamos en la delegación Magdalena Contreras; el Pedregal de San Ángel de la delegación Coyoacán; y el Ajusco en la delegación Tlalpan.
Por tal razón, el doctor Sigfrido Sierra dedica sus estudios a las zonas con menos registros con el fin de completar el inventario de las entidades, tanto de la parte norte de la ciudad como de las delegaciones del sureste como Xochimilco, Iztapalapa, Tláhuac y Milpa Alta.
“Hemos estado encontrando en estas zonas ejemplares a los que nosotros llamamos ‘complejo de especies’, porque sabemos que no es solo una especie, son varias que se parecen. Un ejemplo es Boletus edulis, las pancitas, mazayeles o cemitas, nombres locales con los que se les conoce en estas zonas. Pero son varias especies. El Boletus edulis fue descrito originalmente en Europa. Entonces aquí encontramos otras especies como Boletus pinicola, Boletus reticulatus, entre otras. Al ser diferentes pero similares les llamamos Boletus complejo edulis, porque son varias especies que se parecen a B. edulis”, señaló.
Importancia ecológica
El impacto de los hongos en el ecosistema se debe a su papel como desintegradores, indicó el experto, además tienen asociaciones simbióticas con otros organismos (mutualistas, parásitas, comensalistas, etcétera).
“Son los principales degradadores de materia orgánica para el reciclamiento de nutrientes. Rompen las macromoléculas en unidades más pequeñas, las absorben para aprovechar esa materia orgánica y luego vuelven otra vez a incorporar los nutrientes al suelo, eso los vuelve descomponedores dentro de la cadena trófica”.
Las micorrizas representan una asociación simbiótica mutualista que tienen los hongos con las plantas. Cerca de 90 por ciento de las plantas terrestres tiene asociación con hongos, reveló Sigfrido Sierra. La simbiosis liquénica es un hongo asociado con un alga y son de los organismos más resistentes en el mundo.
“Aquí en el caso del Pedregal, toda la mancha de roca volcánica está cubierta por líquenes, y cumplen esta función para empezar a degradar roca poco a poco para formar suelos. Esto convierte a estos organismos duales en uno de los principales formadores de suelos”.
Los hongos son un componente de la biodiversidad microbiana y representan, en función y estructura, un elemento esencial para los ecosistemas. Además constituyen un recurso potencial para el descubrimiento de nuevos productos biotecnológicos.
El doctor Sigfrido Sierra recalcó la importancia de aumentar las investigaciones en México sobre sus patrones de diversidad, abundancia, el conocimiento y usos tradicionales en las etnias, con el fin de mejorar el aprovechamiento comercial de las poblaciones silvestres y determinar la factibilidad de establecer programas de uso sustentable para la comercialización de este recurso.
Algunos de los principales esfuerzos pueden ser consultados en las obras del Boletín de la Sociedad Mexicana de Micología, la Revista Mexicana de Micología (actualmente llamada Scientia Fungorum), la Cronología de los Hongos Mexicanos y obras del doctor Sigfrido Sierra.
Fuente: CONACYT.
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