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Iniciativas científicas para mejorar la papaya

Moisés, hijo de un productor agricultor, se dedicó desde temprana edad al cultivo de tomate, calabaza, chile habanero y diversos frutos, pero uno de los más importantes en su carrera fue el cultivo de papaya (Carica papaya), en el que incursionó en 2007.

La primera vez sembró aproximadamente nueve hectáreas de papaya maradol y posteriormente papaya mulata. Color, sabor y buena producción eran las características que se buscaban de aquellos cultivos. Las segundas ofrecían tamaños más grandes, pero resultaban excesivos para el mercado nacional y estadounidense, al que se exportaban mayormente.

“En 2010, los norteamericanos cerraron la importación de papaya. Se pusieron demasiado estrictos en los requerimientos del mercado. Eso generó un desplome en los precios de la fruta. Desgraciadamente, a mi empresa la agarra con una producción de 60 hectáreas de papaya, teníamos una fuerte inversión de entre seis y siete millones de pesos, y no se pudo recuperar prácticamente nada”, relató a la Agencia Informativa Conacyt.

Para Jorge Santamaría Fernández, adscrito al Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), pese a que México es el principal exportador de papaya a nivel mundial, 90 por ciento está dirigida a Estados Unidos, por lo que los cambios en las políticas de importación de este país afectan gravemente la producción mexicana. “Hay que diversificar, pero no es tan fácil porque se tiene que desarrollar un producto adecuado a otros mercados”, expresó.

A esto se suma la carencia de material genético, la susceptibilidad a altas temperaturas y al estrés hídrico, la incidencia de enfermedades y los altos costos de producción, pues para llegar al corte de los frutos se requieren entre siete y ocho meses, mientras que otros cultivos —como tomates y pimientos— se requieren 85 días aproximadamente.

Iniciativas científicas para el mejoramiento de la papaya

En 2008, se secuenció por primera vez el genoma completo de Carica papaya, un avance significativo en el conocimiento de las bases moleculares de la biología floral, de la resistencia a enfermedades y del comportamiento de este frutal tropical ante condiciones climáticas adversas.

A nivel nacional, instituciones científicas como el CICY, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) y el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) —todos pertenecientes al Sistema de Centros Públicos de Investigación Conacyt—, han desarrollado estudios importantes en torno a la diversidad genética, el manejo poscosecha, el manejo industrial, colecciones de germoplasma, control de enfermedades (principalmente virosis), mejoramiento genético y generación de nuevas variedades.

De acuerdo con Santamaría Fernández, desde el punto de vista científico se han tenido avances importantes en la investigación de este cultivo que pueden posicionar la papaya como un sistema modelo para entender la fisiología de frutales tropicales.

«Académicamente es muy importante papaya porque no existe un sistema modelo para frutos o plantas tropicales. La mayoría de los centros de investigación se dedican a plantas más templadas. Entonces pensamos que tiene todas las características para ser una planta modelo de investigación sobre cómo las plantas tropicales se adaptan a los climas complicados», indicó.

Algunos de los avances más sobresalientes a nivel nacional e internacional fueron presentados ante el sector académico y el sector productivo en el V Simposio Internacional de Papaya, que por primera vez se realizó en un país del continente americano y contó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Desde la perspectiva académica, el simposio permitió realizar una revisión del estado del arte en investigación en papaya, contando con la presencia de los investigadores Ray Ming, quien realizó la primera secuenciación del genoma de papaya, y Dennis Gonsalves, quien salvó la producción de este fruto en Hawái a través del desarrollo de plantas transgénicas resistentes al virus de la mancha anular de papaya.

«Es de los pocos ejemplos en donde la biotecnología directamente ha interactuado con los productores de Hawái y en forma conjunta se resolvió un problema muy importante que sigue siendo vigente hasta ahora. Es un ejemplo de cómo la ciencia puede apoyar la producción industrial de un país», indicó Santamaría.

Uno de los grandes logros del evento fue coordinar la realización conjunta del IX Encuentro Nacional de Productores de Papaya, en el que participó el presidente del Sistema Producto Papaya a nivel nacional y 10 presidentes estatales de los principales estados productores, quienes escucharon de viva voz las aportaciones los investigadores internacionales.

«Fueron alrededor de 50 productores y empresas agrícolas que se dedican a la producción de semillas y variedades. Estuvo muy representado el sector reproductivo y empresarial», apuntó Luisa López Ochoa, investigadora adscrita al CICY.

Situación actual de la industria papayera

Como resultado del simposio, Jorge Santamaría y Luisa López se encargaron de coordinar la realización del libro «Situación actual de la industria papayera» en el que investigadores de diversas partes del mundo abordan los temas: situación mundial de la industria papayera; situación de la investigación en papaya en México; la economía del conocimiento; y los resultados de la mesa redonda y las conclusiones generales discutidas como parte del simposio.

«La idea de hacer el libro es dejar plasmado por un lado cuál es la investigación relevante que se ha venido haciendo en México en papaya y que esta pueda trascender al sector productivo para precisamente encontrar temas en común que se están investigado o temas que se requieren investigar. Por otro lado, la idea también era que el libro no fuera algo muy académico, sino que tuviera un tono de divulgación para que pudiese llegar a los productores, así como para el público general», afirmó López Ochoa.

Como parte del primer tema, se presenta la situación mundial de la papaya en México, Brasil y Costa Rica, principales productores de papaya en América, así como una perspectiva sobre la producción mundial. «En el mundo se producen casi 13 millones de toneladas anuales. De ellas, siete millones se producen en Asia, principalmente en India. En el continente americano se producen cuatro millones de toneladas, principalmente en Brasil y México, mientras que en África se producen anualmente 1.5 millones de toneladas”, señaló Santamaría Fernández.

México es el quinto productor mundial de papaya, con una producción de 0.9 millones de toneladas. Al año se siembran 17 mil hectáreas con un valor de producción de casi cinco mil millones de pesos anuales. “México es el primer exportador mundial con 115 mil toneladas que representan 38 por ciento de la exportación. 90 por ciento se exporta a Estados Unidos”, resaltó.

Brasil es el segundo productor mundial, y cuenta con una producción de 1.6 millones de toneladas anuales en alrededor de 32 mil hectáreas. Además, es el segundo exportador mundial con 28 mil toneladas dirigidas a Holanda, Portugal, España y Reino Unido.

En México, el principal productor y exportador de papaya es Oaxaca, con 34 por ciento de la producción. Campeche y Yucatán se ubican en octavo y noveno lugar en cuanto a producción nacional, con 2.16 y 1.8 por ciento, respectivamente. El valor de la producción de papaya en México en 2016 fue de casi cinco mil millones de pesos, que en Yucatán representaron 100 millones de pesos.

Economía del conocimiento

La economía del conocimiento aplicada a papaya está relacionada con el patentamiento de estudios realizados en torno a este cultivo, los servicios fitosanitarios y de diagnóstico de enfermedades que ofrece el CICY y el impacto de la inocuidad en la producción.

En México se reportan 41 documentos relativos a solicitudes de patentes en torno a la papaya. Las principales instituciones que han solicitado estas patentes son el Cinvestav, el CICY, el Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) y el Ciatej. “Se describe la importancia de contar con un laboratorio de diagnóstico de enfermedades y al servicio del productor, ejemplificado con la labor del Grupo de Estudios Moleculares Aplicados a la Biología (Gembio) del CICY”, apuntó Santamaría Fernández.

A esto se suma la importancia de las buenas prácticas agrícolas para minimizar el riesgo de que los frutos de papaya puedan representar un riesgo para la salud, tema que en 2017 demostró su relevancia tras el brote de salmonelosis en frutos exportados a Estados Unidos.

Necesidad de vincular academia con productores

De acuerdo con los investigadores, las cinco principales limitantes de la producción y exportación en México discutidas durante el foro fueron la inocuidad, la dependencia de una sola variedad, la carencia de tecnologías poscosecha para prolongar la vida de anaquel, la falta de insumos y de un paquete de manejo integral de problemas fitosanitarios, así como de normativas más estrictas para su cumplimiento, además de la desarticulación todavía existente entre el sector académico y el sector productivo.

Para alinear los esfuerzos académicos al de los productores, los investigadores reunidos propusieron reorientar la investigación a las demandas de los productores, ampliar los rubros de evaluación de los investigadores al desarrollo de problemas del sector productivo, fomentar una interacción más directa y continua entre productores y empresas agrícolas, así como fomentar la conformación de una red temática nacional de papaya.

Como resultado de los esfuerzos académicos, se ha generado una base de datos de 80 investigadores y estudiantes que trabajan en papaya en México, así como 77 productores y empresas relacionadas con papaya en diversos estados del país. “Esta primera base de datos debe servir de base para establecer una Red Temática Nacional en Papaya que mantenga el intercambio entre los diferentes actores involucrados en la industria papayera del país”, resaltó Santamaría Fernández.

Fuente: CONACYT.

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