Del 29 al 30 de mayo se llevó a cabo el Tercer Foro Franco Mexicano de Ciencia, Tecnología e Innovación en la capital de San Luis Potosí, que conjuntó a especialistas e investigadores de Francia y México ante la presencia de personajes destacados de la investigación científica y la diplomacia internacional, en la búsqueda de fortalecer la colaboración binacional en materia de innovación tecnológica y ciencia.
El foro que ha tenido lugar en el Centro de las Artes de la capital potosina permitió un intercambio de experiencias que, mediante la discusión de iniciativas de colaboración, casos de éxito en investigación internacional, políticas públicas y problemas comunes, ha buscado el fortalecimiento de las relaciones de investigación e innovación franco mexicanas.
“Es muy importante para San Luis Potosí porque queremos mover estos eventos de la Ciudad de México. Sabemos que ahí se encuentra la mayor concentración de científicos en el país, pero también necesitamos dar espacio a los grupos que hay en diferentes estados de la república. Y San Luis Potosí es sin duda un estado que ha consolidado un grupo de investigadores entre las universidades públicas y privadas junto a los centros Conacyt. Aquí hay un clúster de conocimiento y estamos empeñados en que este clúster sea visto no solo a nivel nacional sino internacional”, comentó en entrevista el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero Mendoza.
Colaboración científica para un futuro que nos alcanzó
Frente a la presencia de la embajadora de Francia en México, Anne Grillo; el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Manuel Fermín Villar Rubio, y personajes como Alain Beretz, director de Investigación e Innovación del Ministerio Francés de Educación Superior, el prestigioso matemático y político francés Cédric Villani comenzó una travesía por la ciencia mediante una reflexión en torno a las implicaciones que la inteligencia artificial tiene para un mundo que parece creer que aún se trata de algo imposible de alcanzar realmente.
El otrora ganador de la Medalla Fields (el Nobel de las matemáticas) acertó al afirmar que los algoritmos propios de la llamada inteligencia artificial (IA) ya están en funcionamiento en el sector salud, en las redes sociales y en la biomecatrónica, así como en muchos otros campos de la actividad humana cotidiana. Pero que además de entender que la IA y su desarrollo obedecen a cuestiones tecnológicas, también se necesita comprender que surge de la mano con un contexto de competencia económica entre las potencias del mundo.
“Se creía que las máquinas no nos sobrepasarían, pero la IA no es más que algorítmica perfeccionada. La IA se volvió una cuestión cultural cargada con algunos clichés propios de la ciencia ficción. Pero más allá de esto hay cosas que deberían preocuparnos también, porque la IA se está insertando en la vida humana cotidiana. Los países y los gobiernos dedican mucho tiempo y dinero para desarrollarla”, refirió el investigador, diputado por el departamento de Essonne de París desde el año pasado.
Para el también presidente del Grupo Parlamentario de Evaluación de Ciencia y Tecnología (Opecst, por sus siglas en francés) y director del Instituto Henri Poincaré de París, los impactos de los avances recientes en el campo de la IA le han valido la consulta por parte del gobierno de su país natal para crear el impactante informe titulado Por una inteligencia artificial significativa: hacia una estrategia francesa y europea (también llamado Reporte Villani), que ha cimentado la actual política nacional que el gobierno de Emmanuel Macron implementará en los próximos cinco años para convertirse en un país líder en el campo del desarrollo de inteligencia artificial.
“La IA viene con su lote de mezclas y temores. Hay todo tipo de preguntas legales, éticas y científicas sobre el uso de los algoritmos para IA. Es poderosa pero también puede llevarnos a cometer errores. Hay que tener en mente, siempre, que la responsabilidad tiene que ser del humano si se produce una catástrofe. Hay un humano que es responsable en alguna parte y no podremos decir que fue culpa del algoritmo”, reflexionó el investigador.
Sin embargo, tales ambiciones responden a la necesidad de enfrentar un mundo hipercomplejo, cuyos problemas necesitan de la colaboración transdisciplinar de los diversos campos del saber humanos en un trabajo en equipo, para el que los jóvenes investigadores del mañana están siendo preparados desde ambas naciones, entendiendo que esto solo será posible si se consolidan las llamadas sociedades con economías del conocimiento.
“México es uno de los países emergentes con una economía dinámica que podría dar el brinco a una economía basada en el conocimiento si nos ‘ponemos las pilas’. A partir de ello, el país podría convertirse en un caso de éxito a la par de países de primer mundo. Pero en primer lugar está el asunto del capital humano. Necesitamos ampliar el capital humano altamente calificado en un país como el nuestro. Sin eso, el tránsito hacia una sociedad del conocimiento será complicado”, afirmó el director general del Conacyt, Enrique Cabrero.
Uno de los paneles principales versó sobre los retos de las políticas públicas para la ciencia, tecnología e innovación, donde se contó con la participación del doctor José Luis Morán, físico y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, así como las reflexiones de Cédric Villani en torno a la necesidad que tienen los científicos por involucrarse imperativamente con la sociedad y la política regional y nacional, con el objetivo de garantizar la supervivencia de la ciencia en un mundo con muchos desafíos.
En tal sentido, para el director general del Conacyt, la manera de alcanzar el potencial para enfrentar retos como los que Francia está previendo, será garantizando una mayor inversión en ciencia y tecnología, así como la promoción de la vinculación entre el sector científico-académico con el sector privado y la industria, con un capital humano de calidad que convenza, mediante su preparación, de que se cuenta con la capacidad de hacer frente a los problemas culturales, económicos, ambientales, de salud y tecnológicos que actualmente enfrenta no solo México, sino la humanidad.
“Tenemos un número inédito en la historia del Conacyt de más de 63 mil 300 becarios a la fecha, mediante un gran esfuerzo. Y estamos convencidos de que ese es el camino: necesitamos cada día más capital humano altamente calificado con maestrías y doctorados”, señaló Enrique Cabrero Mendoza.
Sin embargo, también reconoció que aún falta mucho trabajo por hacer, ya que la demanda de oportunidades va en aumento y cada año aparecen más y más jóvenes investigadores que buscan la ocasión para desarrollar sus capacidades en una situación nacional de complejidad que Francia reconoce.
Cooperación, formación e innovación
Los instrumentos de cooperación científica también han sido un tema relevante junto con la necesidad de tomar en cuenta que la formación de recursos humanos de alto nivel debe ser una prioridad.
En una serie de paneles donde participaron investigadores como Elisabeth Barbier, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas en francés), y personajes como Arturo Borja Tamayo, director de Cooperación Internacional del Conacyt, se reflexionó sobre la urgencia de garantizar mayores oportunidades para la cooperación interinstitucional entre ambos países, con miras a ofrecer oportunidades de desarrollo profesional para jóvenes investigadores, mediante la consolidación de instrumentos que impulsen las investigaciones de impacto.
“Ya hay generaciones de investigadores que han estudiado en Francia y que ahora están radicados en México que desarrollan sus investigaciones en colaboración con académicos extranjeros. La relación ha sido fructífera con dicho país y se han generado nuevos modelos de cooperación, como los Laboratorios Internacionales Asociados o las Unidades Mixtas de Investigación, que debemos buscar aprovechar más”, indicó el doctor José Luis Morán, director del Consejo Potosino de Ciencia y Tecnología (Copocyt).
Para él, la necesidad de imaginar y crear nuevos mecanismos de cooperación que incentiven la formación de profesionistas de alto nivel, tiene que conjugarse con el aprovechamiento de modalidades de colaboración binacional para el establecimiento de laboratorios franco mexicanos que puedan resolver problemas específicos, guiados por intereses de desarrollo tecnológico e innovación como el supercómputo. Tema en el que el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt) se encuentra a la vanguardia con el Centro Nacional de Supercómputo (CNS), hogar de la supercomputadora Thubat-Kaal.
“San Luis Potosí tiene personas que se dedican a hacer investigación de la más alta calidad sobre materiales magnéticos. Y hay una relación muy directa con el investigador Albert Fert, quien fuera galardonado con el premio Nobel de física, sobre la posibilidad de tener un laboratorio franco mexicano de materiales magnéticos”, afirmó el investigador.
Para Arturo Borja, director de Cooperación Internacional del Conacyt, el reto también se encuentra en los recursos para tener un adecuado presupuesto de cooperación internacional que permita conectar a la comunidad científica mexicana con grupos de investigación en países como Francia.
Para el directivo, el problema es que resulta difícil decir cuánto es suficiente, porque a causa de la evolución demográfica de México, hay más y más jóvenes científicos que están demandando formación, y que una vez terminada muchas veces en el extranjero, les interesa regresar a México.
“La relación con países como Francia y otros socios importantes es crucial porque los estudiantes que van a esos países terminan convirtiéndose en los puentes entre naciones para echar a andar nuevos proyectos. Son realmente ellos, más que los funcionarios de Conacyt, quienes hacen cosas importantes en la cooperación científica. Y nosotros, los funcionarios de ambos países, tratamos de apoyar dentro de lo posible las iniciativas que plantean los científicos”, dijo en entrevista.
Los retos para incrementar la cooperación son muchos. Sin embargo, para Arturo Borja la relación con Francia es una de las mejores, ya que ha permitido el crecimiento de la inversión en materia de ciencia y tecnología, así como el financiamiento de investigaciones.
“Siempre habrá retos y más recursos. Pero también hay muchas satisfacciones sobre la relación que hemos tejido con Francia. Una de las pruebas son estos tres foros que con ningún otro país hemos hecho en la misma intensidad. Con Francia esto ya se volvió un compromiso permanente”, concluyó.
La ciencia ante la complejidad de la realidad
El doctor Antonio Lazcano Araujo, referente en biología evolutiva reconocido a nivel mundial, habló sobre las investigaciones que le han dado prestigio y sobre los avances de las teorías evolutivas que han impactado en el desarrollo del pensamiento humano en años recientes.
“Aunque los avances recientes en estudios de ADN (ácido desoxirribonucleico) y sobre todo de ARN (ácido ribonucleico) nos han permitido ampliar nuestra visión sobre el origen de la vida en la Tierra, aún no conocemos con exactitud cómo es que surgió. Esto a causa de la dificultad de encontrar ciertas pistas necesarias. Pero afortunadamente, el estudio de material interestelar, así como la simulación experimental con supercomputadoras sobre las condiciones ambientales primitivas del planeta, entre otros recursos, nos ayudan a tejer un complejo rompecabezas que sugiere que el origen de la vida sucedió a través de la evolución de complejos sistemas orgánicos en interacción”.
La complejidad del problema, dada su naturaleza, puso también de relieve de las manos del doctor Antonio Lazcano la necesidad que se tiene de conjuntar esfuerzos para la resolución no solo de los grandes enigmas del universo y de la vida, sino también de las situaciones críticas que se enfrentan como especie en el presente, sean ambientales, sociales y tecnológicas.
Así, diferentes investigadores como Amparo Martínez Arroyo, directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), o Nikolai Shapiro, del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), se dieron cita para reflexionar sobre la necesidad de incentivar el trabajo internacional y regional para estudiar fenómenos complejos como el cambio climático con toda su compleja variabilidad, así como riesgos sísmicos.
Semejante interacción se dio también en torno a las investigaciones que se abordaron con respecto a la conservación y estudio de los ecosistemas marinos y costeros, donde se contó con la intervención de reconocidos especialistas como Frédéric Jean y Denis Bailly, ambos del Instituto Universitario Europeo del Mar (IUEM) en la Universidad de Bretaña Occidental.
Las energías renovables y la adaptación de los ecosistemas terrestres al cambio climático también fueron temas cruciales, donde especialistas como la doctora Elisabeth Huber-Sannwald, del área de Ecología y Cambio Ambiental Global de la División de Ciencias Ambientales del Ipicyt, habló sobre temas particularmente relevantes como la situación de los llamados socioecosistemas en situación de desertificación.
“Un socioecosistema es un sistema donde uno no puede separar la parte humana de la naturaleza, porque forman una unidad. Yo soy bióloga y antes veía plantas, animales, etcétera. Pero luego me di cuenta de que si quería saber por qué hay cambios en el funcionamiento de un ecosistema sin tomar en cuenta el uso, manejo y toma de decisión de las personas sobre su medio, no entendería el funcionamiento actual del sistema que estudio”, afirmó la investigadora.
Para ella, actual coordinadora de la Red Internacional para la Sostenibilidad de las Zonas Áridas (RISZA), la colaboración cercana con científicos de campos afines y otros no tanto como la antropología y la arqueología, le ha permitido ampliar su visión sobre la compleja dinámica que las sociedades humanas tejen con los recursos y los medios naturales que habitan, especialmente en las zonas áridas.
“Por las problemáticas tan complejas es fundamental colaborar entre distintas disciplinas para ayudarnos a entender esta cuestión. Y ese es un reto: identificar a todas las personas clave en la toma de decisiones sobre los recursos de un medio (…) Estamos trabajando en Mapimí, cerca de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), en Durango, para tratar de entender con ellos el historial y el uso del proyecto que ellos han aplicado, con un análisis integral desde el punto de vista del ecólogo, del técnico gubernamental, del científico y de la gente local”.
Así, la consideración de las voces de las comunidades locales en proyectos de aprovechamiento de recursos desde la ciencia de la sostenibilidad se vuelve una nueva propuesta en la investigación científica ambiental que tanto Francia como México buscan implementar, con el objeto de promover diálogos entre distintas formas de conocimiento que a veces resulta en problemas culturales importantes entre las poblaciones humanas y la comunidad científica, entre otras.
Francia y México: Una alianza científica para el mañana
Las distintas mesas de trabajo del Foro Franco Mexicano coincidieron en temas cruciales para el desarrollo de una relación de cooperación internacional, como la necesidad de promover políticas públicas científicas a largo plazo en los gobiernos locales, regionales y nacionales, así como la necesidad de buscar no solo formación de capital humano de calidad, sino también crear espacios laborales para el empleo de las nuevas generaciones de científicos que liderarán las investigaciones del porvenir.
Un ejemplo de esto fue la discusión sobre el papel de las matemáticas en la modelación del futuro. Tema de particular interés en donde académicos como José Luis Cisneros Molina y Ana Rechtman, ambos del Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reflexionaron sobre la necesidad de buscar crear empleos para jóvenes matemáticos pero, sobre todo, para promover la apertura de visión de las nuevas generaciones para explorar terrenos innovadores como la supercomputación o el desarrollo de la inteligencia artificial.
En un tenor similar, especialistas en ciencias sociales debatieron en torno a los desafíos multidisciplinares que enfrentan al momento de analizar una realidad que no puede reducirse ni simplificarse, sino que ha de enfrentarse con toda su complejidad desde perspectivas teóricas y prácticas que trasciendan las fronteras, tal como lo expresaron investigadoras como la doctora Neyra Alvarado, de El Colegio de San Luis (Colsan), y la doctora Virginia García Acosta, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Para esta última, especialista en antropología e historia de los desastres en México y América Latina, las experiencias de colaboración compartida entre México y Francia desde las ciencias sociales han sido casos de éxito que se explican a causa del buen aprovechamiento de modelos de financiamiento de investigación binacionales que propugnan por una producción de conocimiento que impacte en la sociedad.
“La formación de recursos humanos, como posgraduados, es muy importante, tanto en México como en Francia. Y lo que estamos promoviendo es el interés de hacer un triángulo de cooperación para ampliar las relaciones de colaboración en investigación hacia América Latina, que ya se ha hecho, pero que tiene que continuarse de manera más coordinada y en conjunto”, comentó en entrevista.
Al final del evento, muchos de los acuerdos finales versaron sobre ejes que las distintas disciplinas involucradas tocaron simultáneamente desde la voz de los académicos participantes. Sobresalió la necesidad de refinar los marcos de cooperación binacionales para fomentar, como prioridad, la formación de recursos humanos a través de modalidades de cooperación científica por vía de laboratorios y programas de investigación internacional enfocados en la resolución de problemas específicos.
La participación de la academia en la esfera de las políticas públicas que incentiven mejores inversiones para ciencia y tecnología a largo plazo es una meta a futuro, así como el fortalecimiento de las relaciones de vinculación con los sectores empresariales e industriales en el desarrollo de investigación innovadora y tecnológica, que posibilite afrontar retos ambientales, de salud y seguridad que tengan el diálogo cooperativo entre Francia y México como una prioridad.
“Estoy convencida de que Francia y México tienen que reforzar sus lazos en este ámbito, porque la ciencia y la investigación son claves para el futuro. Y si no podemos hacer una alianza en materia de ciencia y tampoco en términos de la enseñanza superior, no sé cómo podríamos entonces lograr nuestras metas conjuntas. Por eso creo mucho en la cooperación franco mexicana. Tenemos la suerte de tener juntos esta relación”, concluyó Anne Grillo, embajadora de Francia en México.
Fuente: CONACYT.
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