Gracias al modelo FabLab, artesanos de Puebla se han acercado por primera vez a la tecnología para hacer más eficientes sus procesos de manufactura y reducir el tiempo total de fabricación hasta en 70 por ciento, lo que les permite dar valor agregado a sus productos al dedicarse más al diseño, pintura y detallado de sus piezas para que no pierdan lo artesanal.
El FabLab es un modelo impulsado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y conforma una serie de laboratorios de fabricación digital que cuenta con diferentes maquinarias como impresión 3D, router CNC, equipo de corte láser y vinil, entre otras.
Esta red de laboratorios cuenta con más de mil 200 espacios de este tipo en todo el mundo, incluido el de la Universidad Iberoamericana Puebla y otro más en Puebla, ubicado en el tradicional barrio de Analco en la capital del estado, donde desde hace unas semanas artesanos se reúnen para experimentar y crear su arte.
“Lo importante de los FabLab no son las máquinas sino la gente y las redes que se puedan tejer porque finalmente un FabLab resuelve problemas locales con conocimiento global. Si uno de los integrantes tiene una duda, se acerca a uno de los mil 200 laboratorios que integran esta red para resolverla”, declaró en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt el maestro Aristarco Cortés Marín, director del Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica (IDIT) de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Las ideas se vinculan
El académico señaló que este modelo fue implementado por primera vez en Puebla en el IDIT y con el tiempo se organizaron talleres como el de Fabricación digital para artesanos y artistas, al que acudió un grupo de 60 personas que recibieron capacitación digital, diseño 3D, diseño 2D, uso de router, modelado, manejo de resinas, silicón, fibra de vidrio, corte láser, etcétera. Como parte de este encuentro, había un grupo de artesanos de Analco que hicieron sinergia con estas tecnologías, desconocidas para ellos hasta ese momento.
A esta experiencia hay que sumar que la Ibero Puebla cuenta con un posgrado en administración de empresas de economía social (cooperativas) y todos sus modelos de incubación de empresas son a través de este esquema, lo que facilitó un modelo específico ya existente para apoyar a estos grupos.
“Ya había un grupo coordinado y la Ibero los guió para que trabajaran bajo el esquema de cooperativa, eso mientras empezamos a buscar fondos para crear el FabLab. De esta forma, en coordinación con el Ayuntamiento de Puebla, se logró bajar recursos por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Puebla (Concytep) y así adquirir la maquinaria necesaria para este espacio”.
El maestro Aristarco Cortés insistió en que con esta tecnología no buscan “matar” la artesanía sino agregar valor al producto para que la fabricación la pueda hacer una máquina y el artesano dedique más tiempo a generar valor a la pieza con el diseño, el detalle en la pintura o el grabado, la mercadotecnia y la propia venta.
Las dificultades en el proceso
“Fue difícil acercarse a la tecnología y cambiar. Tenemos arraigadas costumbres y maneras de trabajar. Mi papá hace marcos y él aprendió a construirlos con lijas y en un banco; estaba en contra de hacerlo diferente, decía que la tecnología no iba con él, yo también lo pensaba. Hacer las cosas diferentes implicó un cambio en nuestra forma de pensar y ahora vemos cómo estas máquinas nos vienen a enseñar que la tecnología va de la mano con nuestro trabajo”, relató Patricia Ortega, quien forma parte de esta cooperativa FabLab Analco.
Para sortear las dificultades por no saber manejar programas o incluso computadoras, el maestro Aristarco Cortés Marín resaltó en primer lugar la disposición de los artesanos para aprender y después la facilidad que ahora brindan los comandos o códigos G para el manejo de programas de computadora y maquinaria cortadora.
“La fabricación digital y el manejo de estos programas ahora tiene ventajas, entre ellas que no se necesita programar una máquina de control numérico para que una fresa se mueva punto por punto como sucedía hace años. A principios de este siglo empiezan las interfaces entre el diseño CAD que lee la figura y el software que hace los códigos G, entonces eso facilita las operaciones y el control. Ahora es más sencillo y por eso a los artesanos les enseñamos el diseño y ya teniendo esta interfaz, ellos aprenden los parámetros, ya sin programar porque eso lo hace la máquina”, señaló el maestro Aristarco Cortés.
La Ibero enseñó a los artesanos el manejo de programas como AutoCAD para dibujo 2D y modelado 3D, SolidWorks, Illustrator y freeCad, entre otros software de libre acceso para que no tuvieran que comprar licencias los artesanos, además del manejo de impresoras 3D, router CNC, equipo de corte láser y vinil e impresión digital.
Un espacio donde se hace de todo
Los artesanos de la cooperativa de Analco incluidos en este FabLab resaltaron que no solo es el uso de tecnología sino el intercambio de experiencias, ideas y técnicas lo que también ha enriquecido su trabajo, por eso creen que ahora ya no tienen límites.
“Hacer la cooperativa nos ha permitido unir nuestras voces e ir por un solo objetivo, que es trabajar y hacer nuestros procesos más sencillos y en menos tiempo. Al juntar todas nuestras ideas generamos nuevos productos con una personalización especial; queremos seguir capacitándonos y seguir creciendo sin perder nuestro toque”, añadió Ana Ma Arenas, representante de los ocho artesanos que integran esta cooperativa.
Osvaldo Mastranzo, dedicado al mueble en MDF, añadió que el FabLab representa para ellos la punta de lanza para crear e innovar, asegurando que ya no hay límites con nuevas tecnologías que facilitan proyectar sus productos porque ahora cuenta con más tiempo para dar el toque artesanal.
“Una cajonera la podía hacer en unas ocho horas, todo el proceso, pero ahora si mi diseño lo meto al router, saco en dos horas unas 200 piezas y el agregado artesanal que doy es la pintura y el decorado. Con esto, los tiempos se acortan y podemos hacer de todo y cumplir en menor tiempo a los clientes y hacer más productos como cocinas integrales y otro tipo de muebles y objetos”.
La cooperativa FabLab Analco mantiene abiertas sus puertas al público en general para adquirir sus productos, solicitar trabajos personalizados, pero sobre todo hacen un llamado para que los artesanos interesados puedan capacitarse mediante talleres o utilizar la maquinaria pagando un costo accesible que les permita hacer más eficiente su proceso de creación.
Las ocho empresas representadas en esta cooperativa, que de la mano de nuevas tecnologías han mejorado sus productos y ahorrado tiempo, están representadas por Ana Ma Arenas, Gustavo Rojas, Mónica González, Virginia Cisneros, Osvaldo Mastranzo, Mónica Leonor, Patricia Ortega y Apolonia Cosme. Entre sus productos destacan muebles, cuadros, marcos, recuerdos, artículos religiosos, estampado en playeras, espejo y madera, mermeladas y artesanía con botella de vidrio.
Fuente: CONACYT.
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