Los jardines botánicos son espacios que se perciben, en su mayoría, como sitios de esparcimiento y educación. Sin embargo, juegan un papel fundamental como centros de investigación e instrumentos para la conservación vegetal y especies asociadas. Tal es el caso del Jardín Botánico Dr. Alfredo Barrera Marín en Puerto Morelos, Quintana Roo, reservorio natural de la selva mexicana del norte de la península de Yucatán.
La presencia de colecciones vegetales en el mundo para el estudio de cultivos, como espacios de recreación o para la preservación de especies medicinales, se remonta a tiempos antiguos en la historia de la civilización. El primer registro de una colección vegetal formal vinculada a una institución académica data de 1544 con el Jardín Botánico de Pisa en Italia.
De acuerdo con información del Instituto de Ecología (Inecol), más de la mitad de los tres mil principales jardines botánicos del mundo fueron establecidos después de 1950. Estos jardines se han denominado jardines botánicos modernos debido a que consideran estrategias para afrontar la pérdida de biodiversidad vegetal, el cuidado de especies amenazadas y en peligro de extinción, el estudio de especies invasoras, colecciones de conservación ex situe in situ, así como el estudio y comportamiento de especies vegetales ante los efectos del calentamiento global.
En México, la historia de los jardines botánicos se presenta desde tiempos precolombinos, con espacios como el jardín botánico de Oaxtepec, construido por Moctezuma, o el jardín de Texcoco, construido por Nezahualcóyotl, sitios reconocidos como los dos primeros jardines botánicos de América. El conocimiento botánico de los antiguos mexicanos fue influenciado por su cosmovisión religiosa, caracterizado por un acervo importante de conocimientos sobre especies medicinales.
Actualmente, México cuenta con más de 40 jardines botánicos regulados por la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, a través de la Estrategia de Conservación para los Jardines Botánicos Mexicanos, instrumento regulatorio y de manejo formulado en el marco de los lineamientos internacionales establecidos por la Estrategia Global para la Conservación Vegetal de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés) y la Red Internacional para la Conservación de Jardines Botánicos (BGCI, por sus siglas en inglés).
A nivel nacional se pretende que, por la naturaleza de sus actividades, los jardines botánicos sean una importante referencia para la toma de decisiones en materia de conservación, el establecimiento de líneas de investigación para el conocimiento de especies vegetales, además de sitios de apropiación natural debido al valor que brindan en la calidad de vida de los habitantes y las oportunidades educativas que ofrecen.
Un relicto de la selva mexicana
El Jardín Botánico Dr. Alfredo Barrera Marín de Puerto Morelos es uno de los pocos reservorios de vegetación original entre la mancha urbana que permanecen en el norte de Quintana Roo. Es una unidad de investigación adscrita a El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Con 65 hectáreas de extensión, de las cuales 14 están destinadas exclusivamente a conservación, el jardín botánico tiene como fin proteger la biodiversidad de la región. Los ecosistemas predominantes del jardín son el manglar y la selva baja subperennifolia, ambos importantes representantes de la conectividad ecosistémica que caracteriza la geohidrología de la península de Yucatán.
En el Jardín Botánico de Puerto Morelos, la selva baja subperennifolia está representada por árboles que no sobrepasan los 20 metros de altura, además presenta una marcada estacionalidad con temporadas de caída de hojas, floración y fructificación. En los meses de febrero a abril los árboles pierden hasta 50 por ciento de sus hojas, siendo común la hibernación de algunas especies arbóreas. Durante la temporada de invierno, se puede observar el arribo de cientos de especies de aves migratorias.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Dalia Luz Hoil Villalobos, encargada del área de colecciones y viveros del Jardín Botánico de Puerto Morelos, especificó que el jardín es una muestra de un área de vegetación que existía en el cordón costero de Quintana Roo.
“El Jardín Botánico de Puerto Morelos representa un relicto de la selva de la zona norte de la península de Yucatán. Funciona como un sitio de vinculación para la comunidad científica al tener la posibilidad de realizar investigaciones sobre biodiversidad, servicios ecosistémicos, recursos vegetales, plantas nativas y plantas exóticas. Contamos con seis colecciones de plantas nativas de Quintana Roo —ornamentales, medicinales, helechos, epifitas, palmas y suculentas— que representan un acervo botánico único para la conservación de la región y además albergan 21 especies en categoría de riesgo”, explicó.
“Noventa por ciento de nuestras colecciones se basa en un manejo tradicional —no tecnificado—, además de que son colecciones abiertas al mostrar las especies interactuando entre sí de forma natural. Esto da lugar a la presencia de procesos clave como el herborismo, el comensalismo y la simbiosis. Las colecciones abiertas favorecen los ciclos naturales de las especies de un jardín botánico, convirtiéndose en laboratorios vivientes”.
Aurora Beltrán Torres, encargada del área de educación ambiental, puntualizó que el manejo forestal extensivo dejó de realizarse en Quintana Roo hace 80 años, por lo que todos los procesos naturales ocurren de manera natural, lo que convierte el jardín botánico en un importante banco de germoplasma para la región. Además de que juega un papel fundamental para la conservación in situ de la biodiversidad, sobre todo en un área tan amenazada por los cambios de uso de suelo, los impactos del turismo y el desarrollo urbano.
El jardín botánico realiza investigaciones en colaboración con organismos nacionales e internacionales aportando las facilidades para el estudio y monitoreo de las especies de flora y fauna que alberga, así como de procesos ecosistémicos. Actualmente, cuentan con convenios de colaboración con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y estudios con la Universidad Veracruzana y Ecosur para la realización de investigaciones en monitoreo de comunidades de mono araña y aves rapaces, respectivamente.
Espacio abierto de aprendizaje
Parte fundamental de la vocación del Jardín Botánico de Puerto Morelos es el componente educativo. Cuentan con un programa rector de educación ambiental que tiene como objetivo ser un espacio de aprendizaje experiencial sobre la vegetación de la región.
“A través del programa Las escuelas en el jardín, los estudiantes pueden realizar recorridos guiados y talleres, aprendiendo sobre la biodiversidad de Quintana Roo, las plantas nativas, los ecosistemas y la importancia de su conservación. Con el programa El jardín en tu comunidad, logramos llevar a través de eventos y actividades los conocimientos más relevantes sobre el jardín botánico a grupos sociales diversos de la comunidad circundante al jardín. Nos interesa que la gente se apropie de la naturaleza y se sienta identificada con la riqueza biológica del sitio en el que viven”, explicó Aurora Beltrán.
Fuente: CONACYT.
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