En febrero de 2006, Fernanda y Pedro se enteraron de que iban a tener un bebé. Durante las consultas con su ginecólogo veían folletos y estands con información sobre bancos de cordón umbilical. Fernanda recuerda que por esas fechas apenas empezaba la “moda” de guardar la sangre del cordón, pero que mientras se acercaba el nacimiento, el furor por hacerlo creció porque en un instituto mexicano de salud lograron trasplantar con éxito la sangre de un cordón congelado a un niño con leucemia. En ese momento la pareja decidió buscar la forma de guardar el cordón de su bebé.
“Bueno, uno ya no sabía ni de qué estaban hablando pero quería lo del mentado cordón para su hijo… Mi mamá levantó la mano para ser madrina del cordón. ¡Fue un madrazo, eh!, lo bueno que ella tenía limpia su tarjeta de crédito”.
Hoy la hija de Fernanda y Pedro tiene 11 años y por fortuna no ha necesitado de un trasplante de sangre de cordón. Pero si hubiera enfermado, ¿la sangre de su cordón en verdad habría sido un “seguro de vida”, como algunos hospitales o empresas lo anuncian?
En México, existen dos tipos de bancos de cordón umbilical, los públicos y los privados. El banco en el que Pedro y su esposa guardaron la sangre del cordón de su hija es un banco privado, donde se cobra una cuota por almacenar el tejido cierto tiempo. En este tipo de bancos, la sangre del cordón está disponible para que la familia la utilice en el momento en que la necesite. Pero también existen los bancos públicos, que tienen como objetivo almacenar de manera gratuita un gran número de unidades de sangre de cordón para que cualquier persona en el mundo que necesite un trasplante pueda beneficiarse.
Hay científicos que consideran que se han exagerado los beneficios reales del almacenamiento privado de la sangre de cordón umbilical, pues las empresas anuncian posibles beneficios para múltiples enfermedades, incluyendo el autismo o el alzhéimer, pero, por el momento, los únicos padecimientos que pueden ser susceptibles al tratamiento con trasplante de sangre de cordón son las enfermedades sanguíneas, como las leucemias o algunas anemias, y aun estas afecciones no siempre requieren de un trasplante.
Existen estudios que calculan que la probabilidad de que una persona necesite de un trasplante de su propia sangre de cordón, antes de cumplir los 21 años, oscila entre 0.04 y 0.005 por ciento —una posibilidad entre 20 mil— y la probabilidad de que un hermano o un pariente relacionado utilice esta sangre es todavía menor.
Por otro lado, después de 13 o 14 años de almacenamiento ya no es recomendable trasplantar la sangre de cordón, pues las células guardadas van perdiendo algunas de sus funciones, como su capacidad de reproducción, explica Julieta Rojo Medina, directora general del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea (CNTS). Eso reduce aún más las probabilidades de que un individuo pueda utilizar su propia sangre de cordón para tratarse una enfermedad.
Aun así, eso no significa que almacenar la sangre del cordón umbilical sea inútil. Según la Asociación Mundial de Donadores de Médula, en el mundo se han realizado más de 35 mil trasplantes de sangre de cordón, que le han dado una segunda oportunidad a las personas trasplantadas. El debate se centra en si el almacenamiento privado de la sangre del cordón es en verdad útil o si la donación altruista para la conservación en bancos públicos es una opción más eficiente y con mayores beneficios para la salud colectiva.
¿Guardar o donar la sangre del cordón umbilical?
Los médicos recomiendan almacenar la sangre del cordón umbilical porque contiene células progenitoras hematopoyéticas. Estas células dan origen a los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas; y en los adultos se encuentran guardadas en la médula ósea, pero en los recién nacidos existe una gran proporción circulando a través del cordón umbilical. Estas células son las que, con el trasplante de médula, ayudan a tratar enfermedades hematopoyéticas, que afectan la producción de la sangre, como las leucemias.
Desde hace 30 años, los médicos comprobaron que la sangre de cordón podía utilizarse de manera similar a la médula ósea, con la ventaja de que no había que perforar los huesos del donador para obtener las células. Desde entonces el almacenamiento y el trasplante de sangre de cordón umbilical se ha extendido en el mundo, comenta la doctora Julieta Rojo.
El trasplante puede ser de dos tipos, un autotrasplante, también llamado trasplante autólogo; o un trasplante de células de un donante. Los bancos de cordón privados aseguran a los padres que su hijo pueda recibir un autotrasplante en caso de que lo necesite. Pero existen algunos inconvenientes de guardar la sangre para uso autólogo.
Primero, si el individuo desarrolla una enfermedad genética, el autotrasplante no es recomendable, pues recibiría sus propias células, que contienen la información genética que está ocasionando la enfermedad. Segundo, en el caso de la leucemia, cuando se realiza un trasplante de células de un donante, estas células pueden ayudar a luchar contra las células enfermas del huésped, un fenómeno que se llama efecto injerto contra tejido y que no sucede en un autotrasplante, explica José Luis Salazar Bailón, director técnico y de investigación del CNTS.
Además, si la sangre no se utiliza durante los primeros 15 años de su almacenamiento, es probable que las células pierdan su capacidad de proliferación y, por lo tanto, su utilidad en un trasplante. Así que los individuos no podrán beneficiarse de ese “seguro de vida”, durante gran parte de su adolescencia ni durante su adultez.
A la directora general del CNTS, institución que coordina uno de los bancos públicos de cordón en México, constantemente le preguntan qué es mejor: guardar o donar la sangre de cordón umbilical.
“La respuesta es: en muchas ocasiones no vas a poder usar tu cordón para ti mismo y existen las mismas posibilidades de encontrar compatibilidad en un banco público en caso de que un familiar necesitara, así que la recomendación es donarlo a un banco público y no esperar a que te enfermes para utilizarlo, amén de que no se puede guardar para siempre”.
Es verdad que una persona que donó su sangre a un banco público puede necesitar un trasplante, y si su sangre ya fue utilizada tendrá que esperar a encontrar un cordón que sea compatible, pero las probabilidades de que esto suceda son pocas. Por otro lado, si la sangre de cordón se requiere para tratar a un familiar, existen las mismas posibilidades de encontrar compatibilidad en un banco público, que en la sangre guardada de un pariente, explica Julieta Rojo.
Promesas dudosas: la realidad actual y las investigaciones futuras
“Actualmente, las células madre del cordón umbilical han sido aprobadas por la FDA para el tratamiento de casi 80 enfermedades. Además de estas terapias regenerativas ya aprobadas, hay cerca de 350 ensayos clínicos en curso que investigan el uso de la sangre del cordón umbilical y tejido del cordón umbilical para trasplante de células madre, y este número promete aumentar de manera constante”, esta es una de las declaraciones que se encuentra en el sitio web de un banco privado de cordón umbilical.
Cuando se habla de cordón umbilical no puede dejar de hablarse de células madre, pues las células progenitoras hematopoyéticas que circulan en la sangre del cordón son un tipo de células madre.
Las células madre, cuyo nombre científico es células troncales, han generado muchas expectativas en el campo de la medicina regenerativa, pues tienen la capacidad de reproducirse y dar lugar a otras células madre, pero también pueden diferenciarse en células más especializadas para regenerar tejidos, explica Julieta Rojo.
Pero aunque las investigaciones en este campo dan esperanza a futuro, no existe garantía de que sus promesas se cumplan. Por eso, en el artículo “Bancos de cordón umbilical. Autonomía versus justicia social”, la investigadora Eleonora Lamm considera que afirmar que la sangre del cordón umbilical podría ayudar para el tratamiento del autismo, la diabetes, las embolias o el alzhéimer, y llenar los sitios web de artículos sobre resultados experimentales y ensayos clínicos forma parte de un estrategia de marketing agresiva y poco transparente, dirigida a un público en una fase particularmente vulnerable de su vida. Pedro y Fernanda fueron testigos de este bombardeo de publicidad.
“Desde el primer día, sobre todo cuando estás en un hospital de paga, te abordan cien personas ofreciéndote de todo para el futuro del niño, lo necesites o no lo necesites”, comenta Fernanda.
“Por ejemplo, cuando nos explicaron lo del cordón también nos dijeron que con que guardes el de un niño sirve para sus hermanos, así lo manejaban. Estaba eso muy en pañales y uno en la ignorancia total, o sea, en ese momento uno no sabe ni lo que es ser papá, entonces te venden hasta… bueno… te digo que hasta nos vendieron el detector de llanto para saber si el bebé lloraba por dolor o por berrinche”, recuerda Pedro.
Además de las promesas exageradas, en el mercado han proliferado clínicas que de manera fraudulenta ofrecen tratamientos no probados con células madre. Así, una característica positiva de los bancos privados de cordón, que el cliente utilice las células para lo que él decida, vuelve a los usuarios de los bancos privados vulnerables a que les ofrezcan tratamientos falaces con las células que tienen guardadas.
“El único tratamiento en el mundo con células madre que ha sido estandarizado y que ha probado ser seguro y eficaz es el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas para enfermedades de la sangre, todo lo demás está en etapa de investigación, y vale la pena mencionar que cuando se trata de un protocolo de investigación, el paciente no debiera de pagar nada porque no está comprando una terapia estandarizada”, enfatiza Julieta Rojo.
Esto quiere decir que las 80 enfermedades para las que algunos sitios web anuncian que existe tratamiento con sangre de cordón umbilical son todas leucemias, anemias o enfermedades que afectan la producción de la sangre; y que los 350 ensayos clínicos para otras enfermedades pueden nunca llegar a transformarse en una terapia real.
También es importante mencionar que el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas, como cualquier otro trasplante, conlleva un riesgo y no es una garantía de cura ni siquiera para los padecimientos para los que ya ha sido probado. Por ejemplo, cuando un niño enferma de leucemia el tratamiento de primera elección es la quimioterapia, con ella se curan casi siete de cada 10 niños. A los pacientes que tienen criterios de riesgo alto muy específicos o que no responden, se les indica el trasplante de médula o de sangre de cordón, pero solo cinco de cada 10 trasplantes resultan exitosos. Hay que brindarles toda la información a los padres y no darles falsas esperanzas, explica José Luis Salazar.
Requisitos para la donación
En el banco público de cordón umbilical del CNTS no cualquier madre puede donar, ni todos los paquetes de sangre de cordón se pueden guardar. Para que una madre done debe estar libre de enfermedades y para que el paquete de sangre se almacene los científicos deben primero asegurarse que contenga la cantidad suficiente de células troncales y que estas células tengan una buena capacidad de reproducción, explica José Luis Salazar.
Además, el banco del CNTS no entrega unidades de sangre de cordón a cualquiera, solo trabaja con instituciones de capacidad técnica y humana probada, esto se hace para la protección del paciente. Cuando un paciente requiere un tratamiento de este tipo, su médico tratante gestiona con el CNTS la búsqueda de la unidad compatible. Así el CNTS se asegura que la sangre de cordón será utilizada en un paciente con un diagnóstico susceptible al tratamiento y que la institución que realiza el trasplante tiene la capacidad para realizarlo.
“Nosotros no trabajamos con instituciones que no cumplan con los requisitos normativos de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios). Nos aseguramos que tengan un responsable sanitario, médicos especialistas y que tengan todos los insumos necesarios para realizar este tipo de tratamiento. No trabajamos con clínicas que no tengan la capacidad de realizar adecuadamente estos procedimientos que son muy sofisticados”.
Los estrictos criterios de los bancos públicos evitan que se guarden unidades de sangre que tienen pocas o nulas posibilidades de ser útiles. Además, al entregar los paquetes solo si las instituciones que los reciben demuestran estar capacitadas, ayuda a prevenir que las personas que necesiten un trasplante sean estafadas por clínicas que ofrecen tratamientos no probados con células madre.
El CNTS ha brindado paquetes de sangre de cordón a las instituciones del Seguro Social, a hospitales privados de tercer nivel como el ABC, el Hospital Infantil Privado, incluso, algunas unidades se han ido al extranjero, pues uno de los objetivos de los bancos públicos es que las personas puedan buscar compatibilidad en bancos públicos de todo el mundo y exista un beneficio internacional.
Un cordón a -196 grados Celsius
Cuando una persona decide donar o guardar la sangre del cordón umbilical de su hijo, recibe un paquete que deberá entregar al médico que la acompañará en el parto. Cuando el bebé nace, el cordón umbilical se pinza en dos sitios y se corta entre las pinzas para que la sangre no se derrame. El bebé va a manos del pediatra y otro profesionista de la salud se encarga de recolectar la sangre del cordón. Con una aguja conectada a una bolsa estéril, el encargado punciona uno de los vasos sanguíneos del cordón y deja que la bolsa se llene por goteo. El objetivo es recolectar toda la sangre posible o por lo menos 90 mililitros —de los 350 que tiene la placenta— para que el paquete contenga una buena cantidad de células troncales.
Una vez que la bolsa está llena, se coloca dentro del paquete que se le dio a la madre. La sangre puede permanecer a temperatura ambiente, pero antes de 24 horas un familiar o cualquier otra persona debe llevar la unidad al banco de cordón para su almacenamiento.
Para poder guardar el paquete, en el banco público del CNTS, primero se verifica que en la sangre no existan patógenos transmisibles. Después se hace un conteo de células que debe dar como resultado por lo menos ocho millones de glóbulos blancos y dos millones de células progenitoras hematopoyéticas. Por último, se hace un estudio denominado cultivo clonogénico útil, que determina si las células troncales tienen la capacidad de reproducirse. Si es así, la sangre se almacena a -196 grados Celsius en un tanque de nitrógeno líquido, explica José Luis Salazar.
El problema con los bancos privados es que la cantidad de sangre y células que se pueden obtener del cordón umbilical generalmente solo sirven para trasplantar a personas con un peso corporal menor a 50 kilogramos. Se han desarrollado protocolos para trasplantar dos unidades por paciente, cuando el tamaño del paciente lo requiere, pero las personas que guardan en bancos privados tendrán que buscar el paquete extra en un banco público.
En el banco del CNTS tienen alrededor de mil 500 paquetes de sangre almacenados y realizan un aproximado de 50 búsquedas de compatibilidad al mes, para las que encuentran entre 10 y 15 paquetes compatibles con las personas que lo necesitan. José Luis Salazar explica que si aumenta el número de donadores altruistas, los costos de mantenimiento disminuirán y aumentará la diversidad de cordones y, por lo tanto, la eficiencia al encontrar compatibilidad entre donadores y pacientes.
Dar vida dos veces: el altruismo y la solidaridad
En México, hay bancos de cordón privados que cobran desde 12 mil pesos por el primer año de almacenamiento de la sangre del cordón —y dos mil 500 pesos por año adicional—, también existen los que ofrecen paquetes de 113 mil 900 pesos por almacenar 30 años la sangre y el tejido del cordón umbilical. Las opciones de pago son variadas e incluyen meses sin intereses al pagar con tarjeta de crédito, o 10 por ciento de descuento a las “mamás que contraten en el segundo trimestre”.
Pedro y Fernanda pagaron por almacenar la sangre de su hija, pero recuerdan que la empresa les dijo que del cordón tomarían tres muestras, una para ellos, una para donarla a un banco de cordón para personas de escasos recursos y una tercera que no recuerdan muy bien para qué se usaría.
Ahora, cuando Pedro escucha de los bancos públicos dice que no tendría ningún inconveniente con donar y considera que las personas deben ser altruistas en los temas de salud. La solidaridad es uno de los valores que rigen la vida de Pedro y se siente identificado con el componente de cooperación y de comunidad de los bancos públicos de cordón.
En el artículo “Los bancos de células madre de cordón umbilical y su necesidad de regulación en México”, especialistas del Instituto Nacional de Pediatría, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de la Universidad Panamericana detallan que los bancos públicos se rigen a través de los principios de altruismo, gratuidad y confidencialidad, y que por lo tanto deben privilegiarse sobre el almacenamiento privado.
Con esto, los investigadores no sugieren prohibir a las personas guardar la sangre de cordón umbilical para uso personal en bancos privados —como se ha hecho en países como Argentina, donde todos los bancos de cordón son públicos—, al final donar o pagar por almacenar es una decisión individual. Pero sí enfatizan que se debe dar preferencia y recursos a los bancos públicos como un instrumento de salud que favorece la justicia social y permite que todas las personas, sin importar si tienen la capacidad de pagar los altos costos de almacenamiento de los bancos privados, puedan acceder a un trasplante.
En el banco público del CNTS, la campaña de donación de cordón umbilical anima a los padres y les recuerda que donando pueden ayudar a dar vida dos veces. La decisión es de los padres, pero en la página web de Cordón Vital, una empresa que ofrece servicio de banco privado, pero que también promueve la donación altruista recomienda: “Dona o guarda el cordón de tu bebé, pero no lo tires”.
Fuente: CONACYT.
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