La aplicación de las matemáticas en modelos analíticos y predictivos para resolver problemas reales en áreas como la neurociencia, cardiología o epidemiología, entre otras, es una preocupación constante en el doctor Andrés Fraguela Collar, académico e investigador de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Para él, lograr resultados que se traduzcan en beneficios para la sociedad es su forma de hacer ciencia.
Fraguela Collar nació en Cuba, en un barrio humilde. Cuando tenía cuatro años, su madre lo llevó por primera vez a la escuela, pero esa experiencia, recuerda, no fue nada agradable, los salones de clases tan lejanos y diferentes a sus lugares comunes, el llanto de los demás niños, combinados con ruidos sonoros, sembró en el doctor un rechazo inmediato por la escuela. Su mamá entendió esta aversión y decidió emprender por su propia cuenta la instrucción educativa de su hijo.
En los estantes de su casa en Puebla, el doctor Fraguela Collar aún conserva el libro con el que su mamá, quien estudió para docente pero nunca ejerció de manera “formal”, le enseñó a leer, escribir, además de gramática, geografía y, por supuesto, matemáticas.
“Las matemáticas me gustaron siempre por la forma en cómo aprendí (…) A los siete años me llevaron de nuevo a la escuela y al hacerme el examen tenía los conocimientos para ingresar a quinto grado, pero mi mamá no quiso que me pusieran con los más grandes, así que entré a tercer grado. A partir de entonces siempre me fue muy bien, pero eso me lo indujeron en la casa, y sobre todo mi madre. Ella me decía: ‘antes de salir a jugar tienes que resolverme unos problemas’, es decir, no me ponía cuentas, me ponía problemas. Me ponía constantemente a pensar en situaciones diferentes. Aprendí entonces que las matemáticas eran justamente para eso, para resolver problemas, eso creo que marcó la diferencia y así es como se tiene que enseñar a los niños”.
De las artes a las matemáticas
Al igual que en una operación matemática, una suma de factores y coincidencias orillaron al doctor Fraguela a obtener un resultado que al inicio no se planteó, estudiar matemáticas y dedicarse a ellas el resto de su vida.
Con un espíritu sensible, las artes plásticas y el dibujo eran una atracción que buscaba conjugar con su profesión, a pesar de las expectativas de sus padres que esperaban se decidiera por medicina o contaduría, Andrés Fraguela decidió estudiar arquitectura; sin embargo, la experiencia no fue la que esperaba y a tan solo un mes de haber ingresado decidió cambiarse a ingeniería civil.
“Después de que triunfó la revolución en Cuba se creó el Instituto Preuniversitario Especial Raúl Cepero Bonilla, en donde ingresaban cada año 100 estudiantes seleccionados de todo el país con los mejores perfiles; ahí tuve una preparación magnífica. Cuando llegó el tiempo de elegir la carrera, como me encantaba dibujar, lo más cercano era la arquitectura, donde estuve un mes porque no vi sustento a lo que me explicaban, después me cambié a ingeniería civil y tampoco me gustó y decidí pasarme a ingeniería mecánica. Después me pasé a ingeniería metalúrgica y ahí me eligieron para estudiar en la Unión Soviética, todo esto en el lapso de unos meses”.
Para irse a estudiar a la extinta Unión Soviética, el doctor Andrés Fraguela tenía que aprobar un curso intensivo del idioma, pero cuando su preparación concluyó, decidió desistir de viajar. El motivo, la resistencia a dejar a su familia y a sus amistades, así que finalmente ingresó a la carrera de matemáticas donde varios de sus amigos decidieron estudiar.
“Fue el embullo juvenil, pero lo cierto es que ya en la carrera de matemáticas me encontré con magníficos profesores tanto cubanos como franceses, alemanes, rusos y eso me permitió tener una buena formación. Después estudié la maestría y me fui a Rusia para el doctorado, becado por el gobierno cubano”.
El doctor Fraguela Collar permaneció tres años estudiando en la Universidad de Lomonósov en Moscú, y posteriormente recibió una invitación para colaborar en el Instituto Steklov de Matemáticas de la Academia de Rusia por dos años, con un grupo de investigadores del campo de ecuaciones diferenciales, donde tuvo la oportunidad de trabajar con matemáticos destacados a nivel internacional y con quienes realizó su segundo doctorado, conocido como Doctorado de Estado.
Su llegada a México
Para 1991, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) invitó al doctor Fraguela a impartir un curso en esta institución y fue justamente en México donde decidió quedarse cuando se enteró que había sido propuesto para la primera convocatoria para el Programa de Cátedras Patrimoniales de Excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que en ese momento integró a 24 doctores invitados.
“Fui parte de esa primera convocatoria, y en ese momento había varias opciones y se mandaba el currículum a varias instituciones. En mi caso, yo podía elegir entre el Instituto de Matemáticas de la UNAM, el Cimat (Centro de Investigación en Matemáticas) de Guanajuato y la BUAP en Puebla. Decidí Puebla, y aunque a muchos les pareció irracional que no eligiera la UNAM, lo hice porque había pensado en las cosas que podría hacer en una institución donde no todo estaba definido. Aquí se esperaba que apoyara en la creación de un posgrado y eso fue lo primero que hice, la creación del doctorado en matemáticas, y en particular empezar a crear una línea de investigación de modelación matemática, que significa utilizar las matemáticas como un instrumento para modelar el entorno y para poder resolver problemas complejos que se presentan en todos los ámbitos del conocimiento y de las ciencias en general”.
Desde su llegada a la BUAP, hace 26 años, el doctor Andrés Fraguela reconoce el crecimiento que ha tenido la universidad no solo en materia de creación de centros de investigación, sino también en infraestructura y oferta académica.
“Ha crecido enormemente en todos los sentidos, en investigación, en infraestructura y en posibilidades. He tratado de aportar con mucha responsabilidad todo lo aprendido porque además me siento muy comprometido con México y con la BUAP por todo lo que me han dado”, concluye el doctor Fraguela, quien no pierde las ganas de combinar las matemáticas con otras disciplinas para cumplir con el fin último de esta ciencia: resolver problemas reales.
Fuente: CONACYT.
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