Científicas del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) desarrollan fórmulas alimenticias a partir de residuos agroindustriales, como bagazo de café, cáscara de frutas, hortalizas y cereales de rezaga, entre otros, para uso en la acuacultura.
Hasta ahora, el trabajo de las investigadoras Crisantema Hernández González y Nayely Leyva López, profesoras de la Coordinación Regional Mazatlán del CIAD, y de su equipo de colaboradores, ha demostrado que añadir compuestos bioactivos, del tipo fenólicos, obtenidos de cáscara de mango y hoja seca de elote en alimentos para acuacultura estimula la actividad de enzimas antioxidantes en pez cebra y tilapia, además de que se reduce el contenido de lípidos (grasas) en camarón.
México es el noveno país productor de tilapia, la cual es cultivada en las 32 entidades. Se exportan, en promedio, 4 mil 340 toneladas, lo cual genera una derrama económica de 31.9 millones de dólares, de acuerdo a Conapesca, con información del 2018.
Dicha especie es un pescado rico en componentes nutricionales y representa una fuente de proteína accesible para la población. A diferencia del atún, la tilapia cuenta con bajo contenido de mercurio, por lo que es inocua para consumo humano, ya que no conlleva las posibles repercusiones por la ingesta y acumulación de este metal.
El filete de tilapia es rico en ácido docosahexaenoicon (DHA), esencial en el embarazo y en el desarrollo cognitivo en infantes.
Como parte del proceso científico, las integrantes del Laboratorio de Nutrición y Planta de Alimentos examinaron el efecto sobre el sistema general de salud de los organismos. Por ejemplo, si modulan el sistema inmune o la microbiota intestinal, si estimulan el sistema antioxidante de los organismos o si tienen algún efecto antibacteriano.
Es importante señalar que el sistema antioxidante está muy relacionado con un buen estado de respuesta de los organismos ante patógenos u otro tipo de estrés, como calor o una mala alimentación, por lo que estimular este sistema podría traducirse en una protección para los organismos acuáticos.
Cabe destacar que utilizar residuos de la industria agroalimentaria podría dar paso a la creación de cadenas de producción que sean sustentables, en las cuales los desechos puedan ser aprovechados por los acuacultores. Además, el uso de compuestos de origen natural para mejorar el estado de salud de los organismos podría dar paso a la suspensión del uso de antibióticos o compuestos sintéticos que tradicionalmente se usan para combatir enfermedades en los cultivos.
Sobre el futuro de este proyecto, la científica Leyva López señaló manifestó que cada especie reacciona de manera diferente al uso de estas sustancias bioactivas, por lo que se requiere investigación de las dosis administradas a los organismos para que su uso sea controlado y mediante ello poder evaluar que no existan efectos secundarios por toxicidad.
Por último, indicó que se requiere probar el efecto de los compuestos fenólicos y otros grupos de bioactivos sobre el sistema inmune de los organismos, evaluar si ejercen alguna actividad moduladora de la microbiota intestinal o si ejercen efecto contra bacterias de interés en la acuacultura. Todo lo anterior enfocado en mejorar la salud y resistencia a enfermedades en los organismos.
Fuente: Agencia ID.
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