Está oscuro. La descomposición vegetal flota densa en el aire, atrapada bajo las entrañas putrefactas de un árbol de haya talado. Llevas la dura cáscara de tu exoesqueleto por encima de la pulpa ablandada, tus patas siguen el mismo ritmo. Los quimiosensores en tus antenas y en distintas partes bucales emiten un sonido constante de información, y mueves tu pequeño cuerpo coleóptero para comer trozos de árbol muerto que te crean una deliciosa sensación gustativa. Eres un escarabajo saproxílico que vive en la maleza de un bosque europeo templado: voraz, inconsciente, siempre explorando el mundo en busca de comida, sexo y peligro.
Sobre ti, en los cielos, los satélites giran alrededor del planeta como una horda de mosquitos. Nunca lo sabrás, pero algunos de esos satélites te están observando.
Ante la terrible pérdida de especies, investigadores de todo el mundo intentan evaluar el estado de la biodiversidad del planeta a gran escala. Tienen que trabajar rápido: los hábitats están siendo destruidos rápidamente por el desarrollo comercial y el cambio climático. Se estima que al menos un millón de especies se enfrentarán a la extinción en las próximas décadas, y la mitad de ellas son insectos.
Los escarabajos por sí solos constituyen entre un cuarto y un tercio de todas las especies animales conocidas, y posiblemente incluso más. Sin insectos, las cadenas alimenticias enteras colapsan. Sin polinizadores, no hay tomates de verano ni calabazas de invierno, y no hay eliminación cuidadosa de animales muertos sin los escarabajos derméstidos que los acompañan. El planeta se llenaría de podredumbre y descomposición. Sin insectos, que funcionan como el brazo móvil de muchas estrategias reproductivas de plantas, los humanos morirían de hambre.
El 41 % de las especies de insectos mundiales ha disminuido durante la última década, en comparación con el 22 % de las especies de vertebrados.
Pero hay un rayo de esperanza en un lugar inesperado: el espacio. Y no requiere sensores sofisticados ni satélites nuevos y costosos. Según informaron investigadores de la Universidad de Würzburg (Alemania) en un artículo de 2019 publicado en Nature Communications, titulado Visión de radar en el mapeo de la biodiversidad forestal desde el espacio, resulta que se pueden utilizar los datos de radar disponibles de forma gratuita para averiguar dónde viven los insectos, incluso los más pequeños.
Para que esto funcione, los científicos primero realizan estudios generales de los “datos reales sobre el terreno”. Observan a fondo qué insectos viven en un área, atrayéndolos con luces brillantes o colocando trampas para atraerlos y contenerlos.
A partir de estos estudios biológicos de campo, construyen una imagen de la biodiversidad de insectos. Luego, introducen esos datos a un algoritmo de aprendizaje automático, junto con los datos de radar y LIDAR de satélites que han escaneado la misma área. Esto entrena al algoritmo para correlacionar variables como la riqueza de especies de un área y la composición de especies con patrones específicos en las imágenes de satélite.
Estos patrones no son necesariamente evidentes o comprensibles para el ojo humano. Así que, aunque podemos mirar las imágenes del satélite Sentinel-1 y ver píxeles interesantes en una pantalla, el algoritmo analiza esos mismos píxeles y, en función de lo que ha aprendido de otros datos, crea predicciones sobre la distribución de las especies en el lugar donde se ha realizado el estudio. Si las imágenes cumplen con los requisitos para un grado específico de la madurez forestal, los investigadores podrían deducir la diversidad de insectos a partir de lo que saben de los bosques similares.
Al menos un millón de especies se enfrentarán a la extinción en las próximas décadas, la mitad de ellas insectos. Y sin insectos, las cadenas alimenticias enteras colapsan.
Para que los humanos puedan sobrevivir en el futuro, necesitamos saber dónde se están produciendo las mayores pérdidas de biodiversidad. El control de las especies de insectos ayudará a los investigadores y a los legisladores a formular un plan de acción. Desde el inicio de la era industrial, es probable que se hayan extinguido entre el 5 % y el 10 % de todas las especies de insectos. Solo en los últimos entre 25 años y 30 años, ha desaparecido el 80 % de la biomasa de insectos del planeta.
Pero tú no, pequeño escarabajo. Por lo menos, aún no.
Fuente: Agencia ID.
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