Investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron un antinflamatorio de origen vegetal que podría coadyuvar en el tratamiento de enfermedades como la obesidad y el Alzheimer.
Proveniente de la planta Malva parviflora, ha demostrado en ratones efectividad para combatir el proceso inflamatorio que ocurre en estas enfermedades crónico degenerativas.
La inflamación es una respuesta natural del organismo para responder a diferentes agentes patógenos y montar una respuesta inmune adecuada. También se presenta para reparar tejidos dañados por un trauma.
“Este proceso es esencial para que el organismo regrese a la homeóstasis (fenómeno de autorregulación) una vez que ha eliminado al patógeno o reparado el tejido. Ahora sabemos que la inflamación crónica de baja tonicidad es un factor común en muchas enfermedades crónico degenerativas y de ahí la relevancia de entender a nivel molecular cómo se inicia este proceso y como lo podríamos regular”, señaló Martín Gustavo Pedraza Alva, investigador del Instituto de Biotecnología.
Junto con la investigadora Leonor Pérez Martínez, Pedraza conforma el consorcio de Neuroinmunobiología en el Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del IBt, donde utilizan modelos de ratones con obesidad y Alzheimer.
Extracto de Malva parviflora
La investigadora señaló que se trabaja con la planta Malva parviflora de la cual preparan un extracto que lo prueban en modelos de Alzheimer y obesidad.
La administración de este extracto hidroalcohólico retrasa la aparición de las marcas de la enfermedad. Los animales que lo reciben, mantienen su capacidad cognitiva, disminuyen la acumulación de placas seniles y todos los marcadores de inflamación se disminuyen dentro del sistema nervioso central, afirmó.
En los ratones a los que se les administró una dieta alta en grasa, que normalmente desarrollan resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, el extracto de Malva parviflora previno el desorden en el metabolismo de la glucosa y mantuvieron su sensibilidad a la insulina y su tolerancia a la glucosa.
Luego de ocho años de investigaciones, Leonor Pérez y Martín Pedraza están a la espera del registro de patente.
Fuente: Agencia ID.
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