Los científicos han identificado una nueva traza fósil, restos indirectos de la actividad de animales como por ejemplo huellas de dinosaurios, excrementos fosilizados, nidos de insectos o madrigueras, relacionada con estos misteriosos animales, posibles ancestros del “gusano bobbit” que aún vive en la actualidad.
Estos organismos generadores de trazas pudieron haber colonizado el lecho marino del continente euroasiático hace unos 20 millones de años, y el hallazgo está basado en la reconstrucción de madrigueras gigantes observadas en sedimentos marinos de la edad Miocena del noreste de Taiwán, según ha informado este jueves la Universidad española de Granada (sur), que participa en el estudio.
El investigador del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la esa universidad Olmo Míguez ha trabajado en este estudio, llevado a cabo en el marco de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Taiwan.
Míguez y los demás investigadores reconstruyeron esta nueva traza fósil, a la que han bautizado como “Pennichnusformosae”.
La traza fósil consiste en una madriguera en forma de L, de aproximadamente 2 metros de largo y 2 o 3 centímetros de diámetro, por lo que el tamaño del organismo generador de esta traza debió ser análogo.
Esta morfología sugiere que las madrigueras probablemente estaban habitadas por gusanos marinos gigantes, como el gusano bobbit (Euniceaphroditois), que todavía se encuentra en la actualidad.
Los gusanos bobbit se esconden en madrigueras largas y estrechas dentro del lecho marino y se impulsan hacia arriba para agarrar presas con sus fuertes mandíbulas.
Los autores sugieren que, tras capturar a su presa y retraerse su madriguera para digerirla, se causaron distintas estructuras de colapso conservadas en “Pennichnusformosae”, que son indicativas de la alteración del sedimento que rodea la madriguera.
Aunque los gusanos marinos han existido desde principios del Paleozoico, sus cuerpos se componen principalmente de tejido blando y, por lo tanto, rara vez se conservan.
Se cree que la traza fósil descubierta en el estudio es la primera conocida de un depredador de emboscada, aquellos que esperan quietos a su presa, subterráneo.
Míguez apunta que este hallazgo proporciona una visión poco común del comportamiento de estas criaturas bajo el lecho marino, y además pone de manifiesto la utilidad del estudio de las trazas fósiles para entender el comportamiento de los organismos del pasado.
Fuente: Agencia ID.
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