Gustavo Cadena Schlam está frente a una pantalla que transmite los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 cuando una sonrisa se dibuja en su rostro al ver que su invento, una banda deportiva, está en la cabeza de no uno, sino varios atletas durante el triatlón.
Su creación, la banda Omius, usa nanotecnología para evaporar el sudor y crear un efecto de enfriamiento en la frente de los atletas. Gustavo, menciona que no pudo evitar emocionarse al verla siendo usada al otro lado del mundo.
Semanas antes del evento, el mexicano de 30 años había enviado algunas bandas a competidores con la intención de que probaran su eficacia, pero fue hasta el día en que vio la transmisión que se dio cuenta que sí estaba siendo utilizada.
Desde 2013 había trabajado en el proyecto, solo que en ese entonces quería crear un chaleco para evitar el calor que sentía en la ciudad mexicana de Monterrey.
Tras años de retos, investigación y desarrollo, pruebas en equipos deportivos del Tec de Monterrey y búsquedas de inversión, hoy Gustavo puede presumir las fotografías de su invención fue usada por la élite deportiva en Tokio 2020.
Un diseño que enfría a nivel microscópico
Cadena, egresado de Ingeniería Físico Industrial por el Tec de Monterrey, desarrolló una banda que utiliza nanotecnología para enfriar la cabeza de los atletas, evaporando el sudor en el proceso.
“(El material) amplifica el área superficial de tu piel. Es como si fuera un radiador de un coche o un disipador.
“Básicamente estamos replicando cómo se enfrían las máquinas, pero enfriamos el cuerpo con un material que no afecta la piel y que trabaja con el sudor”, explica Cadena.
La banda, explica Gustavo, utiliza el sudor y lo reparte en un área más grande, no solo sobre la piel sino en el mismo material con forma de cubos sobre la banda.
El ingeniero explica que el cuerpo humano utiliza la evaporación del sudor para generar un efecto de enfriamiento. Así que la banda Omius busca replicar ese efecto 5 veces más que el cuerpo humano, generando un enfriamiento mayor.
La banda puede ayudar a los atletas a mejorar su rendimiento pero también a evitar un golpe de calor, que según la Dra. Rocío Robles de TecSalud, es cuando la temperatura corporal se eleva por encima de los 39.4 grados centígrados y puede provocar vómito, falta de aire, problemas respiratorios y confusión o pérdida del conocimeinto.
“Básicamente estamos replicando cómo se enfrían las máquinas, pero enfriamos el cuerpo con un material que no afecta la piel y que trabaja con el sudor”.
Al principio, nadie creyó en su producto
Gustavo y su equipo tenían una misión antes de que iniciara Tokio 2020 lograr que algunos atletas usen la banda enfriadora.
Así que él, junto al equipo de su empresa Omius, comenzaron a contactar mediante redes sociales y correo electrónico a los deportistas olímpicos.
“Semanas antes mandamos las bandas y no sabíamos si las iban a usar”, menciona Cadena.
Algunas de las pruebas anteriores incluyeron a corredores amateurs e incluso a participantes de competencias como el triatlón Ironman.
Gustavo comenta que el desarrollo de la banda Omnius no fue sencillo y retos como la manufactura son algunos de los más grandes que enfrentó, al tener el taller en su propia casa.
“Al principio nadie cree en tu producto y la gente no lo quiere usar, dicen que la banda se ve rara.
“Nos estancamos porque la probamos con un club de deportistas (amateur) que decían que sí funcionaba, pero que tal vez no la comprarían”, recordó Gustavo.
Cambio de estrategia: apuntar a atletas de alto rendimiento
En lugar de detenerse, Gustavo pensó en llevarlo al siguiente nivel: probar la banda enfriadora con atletas de alto rendimiento.
“Se lo dimos a atletas profesionales. Ellos notaron el cambio en su desempeño y nosotros cambiamos de estrategia. (Ahora) ellos son nuestro mercado”, menciona Gustavo.
La banda había cumplido con lo prometido en las frentes de atletas de alto rendimiento y ahora ellos habían corrido la voz: “Existe un producto mexicano capaz de evaporar el sudor y enfriar en el proceso”.
Fue así como el invento llegó hasta la frente de triatletas como la austriaca Lisa Perterer, el francés Léo Bergere y el belga Marten Van Riel que obtuvo el cuarto lugar en el triatlón individual, aunque por momentos se mantuvo en primero.
“Se veía como salían del agua y se la iban poniendo (la banda). Hay tomas con varios atletas usándola al mismo tiempo y uno (el belga) iba en primer lugar.
“Fue una emoción poder verla y darte cuenta que puedes impactar a escala mundial si haces un buen producto, aunque estés en tu casa con máquinas instaladas ahí”, asevera sonriendo Gustavo.
Luego de que algunos de los atletas entrenaran con la banda Omius, algunos de sus compañeros pidieron a Gustavo algunas de ellas para probarlas.
Fue entonces que incluso algunas de las federaciones olímpicas de países como Brasil y República Checa lo contactaron para hacerle una petición: “Queremos probar tu tecnología”.
La creación de una innovadora banda enfriadora
Cadena estudiaba Ingeniería Físico Industrial en el campus Monterrey en el 2013 cuando decidió crear un chaleco para ayudarlo a sudar menos, ya que afirma que siempre ha odiado el calor.
“Soy de Veracruz. Me fui a Monterrey y siempre tuve calor”, recuerda riendo.
“Era de los que estaba en un lugar y se preocupaba si iba a estar muy caliente”, añade.
Aplicando sus conocimientos empezó a diseñar un chaleco que pudiera regular la temperatura, logrando algunos prototipos con aberturas que abrían y cerraban según las necesidades térmicas del usuario.
“Había muchas complicaciones. La tecnología no estaba lista y necesitaba algo que fuera barato y funcional. Era arriesgado”, señala.
Fue entonces que Gustavo decidió poner en marcha otro proyecto: diseñar un material que pudiera simular un aire acondicionado para motociclistas.
Este material podría enfriar una superficie con las características microscópicas que poseía, así que Gustavo pensó en integrarlo a la ropa.
Primero pensó en playeras, pero no podría ser tan flexible así que más adelante decidió aplicarlo en una banda para la cabeza. Omius había nacido.
El desarrollo del proyecto se realizó en el mismo Tec de Monterrey donde Gustavo estudió su carrera, en un programa de incubación de la universidad.
Fue ahí, en un lugar llamado Innovaction Gym donde gestionó la segunda prueba de la banda realizada en personas, luego de que el mismo Gustavo probara la tecnología en sí mismo.
“Antes de empezar a hacer pruebas con atletas hice las primeras en el Tec. Llegué con el entrenador del equipo de basquetbol a la práctica de las 7, 8 de la mañana y le dije que quería ver si funcionaba.
“Me dijo: ‘Dásela a tal chavo’ y me quedé en el entrenamiento. Después la probamos con tenistas, luego el equipo de atletismo y así, hasta que llegamos al mercado del triatlón”, narra.
Tras las primeras pruebas había cosas que ajustar, pero Gustavo había obtenido lo que quería, la banda funcionaba y era hora de llevarlo al siguiente nivel: los atletas de alto rendimiento en Tokio 2020 fueron su siguiente objetivo.
El siguiente paso en el camino a enfriar a los humanos
Luego de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Gustavo señala que buscará mejorando la banda Omius con un nivel de manufactura eficiente.
“No es sustentable hacerlo en una casa y más porque la gente lo está pidiendo. Estamos diseñando procesos de producción, escalar a una fábrica y tal vez colaborar con más gente”, menciona Gustavo.
Además asegura que tras los retos que trajo la pandemia, buscan crear otros productos y aplicaciones como cascos para ciclistas o incluso alianzas con marcas deportivas ya establecidas como Nike.
“La pandemia fue muy dura porque cancelaron las carreras y la gente los compraba para eso, así que también tuve que buscar otras fuentes de ingresos”, señala.
Por tal motivo, Gustavo colabora también con una empresa alemana para usar el material que diseñó en la banda para crear aires acondicionados más eficientes.
Una de sus principales motivaciones para diseñar algo que pudiera ayudarlo a sentir menos calor es que no existía algo en el mercado que lo satisfaciera.
“En la industria de la ropa la forma en que resuelven el enfriamiento es usando menos producto, telas más delgadas y porosas para sacar el calor. Era algo que me parecía muy extraño.
“Así fue naciendo la idea y fue gracias a las herramientas de la carrera que pude construir algo”, menciona Gustavo.
Actualmente la banda tiene un costo de 159 dólares y continúa en fase de venta y pruebas.
Cuando se le pregunta cuál es el sueño que busca lograr no se aleja mucho de cuando era un estudiante preocupado por la temperatura del lugar donde estaría.
“El objetivo de Omius es adaptar a los humanos a un planeta cada vez más caliente. Un calor causado por el calentamiento climático.
“Hacer productos que puedan servir a deportistas, pero también a trabajadores del campo e industria. Buscamos tratar de enfriar a los humanos”, finaliza.
Fuente: Agencia ID.
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