Alonso Aguirre, académico de la UNAM, señaló que cada año aparecen cinco nuevas enfermedades que atacan al ser humano; tres de ellas son de origen animal. Hoy en día, las infecciones zoonóticas son causantes del 60% de las dolencias que afectan a la sociedad.
En un conversatorio virtual, organizado por la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, el líder del Departamento de Ciencias y Políticas Ambientales de esta casa de estudios expuso que la invasión de los ecosistemas en estado silvestre -habitados por flora y fauna que se desarrolla y evoluciona sin la intervención de humanos- ha propiciado la gestación constante de enfermedades zoonóticas.
De acuerdo con Aguirre, quien también preside el Comité Institucional de Uso y Cuidado de Animales en la Universidad George Mason, en Virginia, dicha intromisión provocó el cambio del uso de la tierra. Esta es una de las causas principales relacionadas con las enfermedades de origen animal.
El investigador estimó que, contemporáneamente, menos del 20% de la superficie de nuestro planeta aún se encuentra en estado silvestre.
A raíz de la escasez de espacios libres de actividad humana, enfermedades emergentes como la influenza y el ébola representan el 75%, mientras que los agentes usados en bioterrorismo – empleo criminal de patógenos para vulnerar a la población -representan un 80%.
En este contexto, el catedrático indicó que los humanos somos responsables, en primer plano, de la crisis civilizatoria que nos aqueja. Situaciones tan cotidianas como las aglomeraciones y el desarrollo de la tecnología motivan la presencia de nuevos microrganismos, de la misma forma que causan la pérdida de biodiversidad.
“La destrucción de bosques y la expansión agrícola es una amenaza cuatro veces más grande que cualquier otro factor”, advirtió Aguirre durante la discusión “Patrones globales de enfermedades zoonóticas emergentes. ¿Lograremos predecir y prevenir la siguiente pandemia?”.
Luego de décadas en que la sobreexplotación de recursos y la desforestación se han convertido en prácticas cotidianas, la pérdida de hábitats y el cambio climático inducen la aparición de nuevas enfermedades: “esta es la regla, no la excepción”, agregó.
Para dimensionar esta problemática, el científico expresó que se cree que hay más virus que estrellas en el cielo, y la mayoría de ellos no han sido descubiertos.
Aguirre indicó también que para predecir cuál será el próximo patógeno que causará estragos en la salud de la humanidad hay que recurrir a la macroecología. Esta ciencia -surgida a finales de los ochenta- se encarga de estudiar los patrones y procesos ecológicos a gran escala.
Esta rama de la ecología -además- se encarga de mapear la biodiversidad patógena y los riesgos de infección; también estudia la diversidad de parásitos en primates silvestres, mamíferos y carnívoros, así como la proporción de parásitos compartidos en diversos huéspedes.
El estudioso agregó que reconocer a los virus no es un problema, el verdadero reto radica en conocer las condiciones que deben presentarse para que ese virus sea el causante de la siguiente pandemia, sucesora del Covid-19.
“Esperamos más pandemias, por la globalización, expansión de especies y sus hábitats, el tráfico ilegal y la urbanización, la pesquería, los conflictos humanos y el cambio climático”, alertó.
Fuente: Agencia ID.
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