Los plásticos duros de un solo uso se utilizan en multitud de artículos que posteriormente se acumulan en los vertederos. Y muchas versiones biodegradables de estos productos permanecen también durante meses, necesitando sistemas industriales de compostaje para degradarse completamente. Ahora, investigadores de la Universidad Estatal de Boise, en Estados Unidos, han creado un material resistente y ligero que se desintegra a demanda, y lo han hecho a partir de azúcar y polvos derivados de la madera. Su investigación se ha publicado en ACS Sustainable Chemistry & Engineering.
Los materiales resistentes y degradables fabricados a partir de plantas y otras fuentes no petrolíferas han avanzado mucho en los últimos años. Por ejemplo, los productos de embalaje a base de almidón de maíz desaparecen con sólo mojarlos en agua, y algunos utensilios se basan en polímeros sintetizados a partir de azúcares vegetales. Pero los primeros no sirven para proteger nada húmedo, y los polímeros vegetales tardan mucho en descomponerse. Una posible alternativa es un nuevo tipo de material rígido diseñado a partir de isomalt, que es un alcohol de azúcar en lugar de un polímero. Con el isomalt, los pasteleros pueden crear estructuras impresionantes, pero quebradizas, para los postres, y luego disolverlas rápidamente en agua. Por eso, los investigadores querían aumentar la resistencia del isomalt con aditivos naturales para crear un material robusto que se degradara a demanda.
Los investigadores calentaron el isomalt hasta un estado líquido y lo mezclaron con celulosa, celulosa y serrín, o harina de madera para producir tres materiales distintos. A continuación, utilizando equipos comerciales de fabricación de plásticos, los materiales se extruyeron en pequeñas bolitas y se moldearon en diversos objetos, como bolas, un dodecaedro, una pieza de ajedrez y platillos con forma de flor. Todos los aditivos probados duplicaron la resistencia del isomalt, creando materiales más duros que los plásticos, incluidos el PET y el PVC, pero que seguían siendo ligeros.
En los experimentos, las muestras se disolvían en agua en cuestión de minutos. Y los platillos fabricados con el material y recubiertos con goma laca alimentaria y acetato de celulosa resistieron sumergidos en agua hasta siete días. Sin embargo, una vez rotos y agrietado el recubrimiento, los platillos se desintegraban rápidamente en el agua. El equipo también trituró, disolvió y recicló repetidamente objetos con y sin recubrimiento para crear otros nuevos que seguían siendo tan resistentes como los originales.
Los investigadores afirman que el material podría utilizarse para artículos de restauración y decoración temporal, y después aplastarlo y rociarlo con agua para que se deshiciera. Pero incluso si esos objetos se tiraran a la basura o llegaran al medio ambiente, la más mínima grieta en el recubrimiento iniciaría su descomposición en azúcares y aditivos vegetales, que, según los investigadores, podrían ser buenos para el suelo.
Fuente: Agencia ID.
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