La que está a punto de terminar parece haber sido una buenísima semana en la lucha contra el cáncer. Científicos de Tel Aviv (Israel) ha descubierto la manera en que el melanoma, el más mortal de los cánceres de piel, cambia su entorno para favorecer su expansión a través de la sangre. El hallazgo abre las puertas al control de la metástasis y, en consecuencia, al desarrollo de vacunas para la prevención de esta enfermedad. La noticia se conoce apenas unos días después de que se supiera que otro grupo de investigación, en Estados Unidos, ha diseñado unos glóbulos blancos artificiales capaces de limpiar el organismo de ratones de células cancerosas de tumores cerebrales, de mama y de piel.
El avance científico israelí lleva la firma de la Universidad de Tel Aviv y el Centro Médico Sheba y se publica, revisada por pares, en la revista ‘Journal of Investigative Dermatology’, del grupo ‘Nature’. El grupo ha demostrado que las células cancerosas del melanoma afectan a su entorno para satisfacer sus necesidades de supervivencia. En esa ‘lucha por la vida’, forman nuevos vasos linfáticos en la dermis, que es una de las dos principales capas de la piel, junto con la epidermis.
En esa dermis hay vasos sanguíneos, glándulas sebáceas (con células llenas de grasas) sudoríparas (que son las del sudor), nervios y folículos pilosos (donde nace el pelo), entre otras estructuras. Es el terreno ideal en el que se apoyan las células cancerígenas para profundizar en la piel y diseminarse por el cuerpo, fundamentalmente a través de la sangre y del sistema linfático.
Ataque a los glóbulos blancos
“La principal pregunta a la que queríamos responder fue cómo afecta el melanoma a la formación de los vasos linfáticos, de los que se vale para la metástasis”, explicó la profesora Shoshama Greenberger, coautora de la investigación junto a la científica Carmit Levy. El grupo demostró por primera vez que en un primer momento las células de melanoma secretan unas vesículas extracelulares llamadas melanosomas, que invaden la capa más superficial de la piel, la epidermis.
El estudio de melanosomas humanos les permitió demostrar la alta capacidad de estas sustancias para penetrar en los vasos linfáticos, generadores de los glóbulos blancos, las células que nos protegen de infecciones y otras enfermedades.”Analizamos su comportamiento y vimos que son los melanosomas los que penetran en las células y les dan la señal necesaria para replicarse y migrar”.
“No metastásico no es peligroso”
Tienen, en definitiva la función de preparar el sustrato para favorecer su propia metástasis. El grupo trabaja incluso en varios estudios que apuntan a que la acción de los melanosomas no se detiene en las células linfáticas, sino que continúa, “por ejemplo”, con el sistema inmunológico.
La comprensión de este mecanismo abre las puertas al desarrollo de vacunas, porque, según explican las científicas, el melanoma no metastásico “no es peligroso”. “La dirección más prometedora es combatirlo a través de inmunoterapia, desarrollar una vacuna que despierte al sistema de defensas contra los melanosomas, incluso contra las células endoteliales linfáticas ya invadidas. “Si lo logramos, evitaremos que la enfermedad se propague”, se conjuran.
Fuente: Agencia ID.
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