El uso de fármacos inhibidores de proteínas para cortar la comunicación celular y frenar la metástasis permitiría interrumpir el mecanismo por el cual los tumores de la médula ósea «manipulan» a las células sanas para poder extenderse, reveló un nuevo estudio.
La investigación se centra en la metástasis del neuroblastoma, el tumor sólido más común en lactantes y niños, y acaba de ser publicado en la revista científica «Nature Communications».
El neuroblastoma es una enfermedad por la que se forman células malignas en el neuroblasto, un tejido nervioso que se encuentra en las glándulas suprarrenales, el cuello, el tórax o la médula espinal.
El trabajo parte de que las células cancerosas manipulan a las células sanas de su entorno para evitar no sólo que combatan al tumor, sino para que incluso apoyen su crecimiento.
Los análisis mostraron que los monocitos -células inmunitarias que se forman en la médula ósea y se activan para atacar al tumor- reaccionan ante las células cancerosas liberando citocinas, unas proteínas que potencian el crecimiento del cáncer.
«Estos monocitos reciben mensajes contradictorios y no saben qué hacer, ya que parece que las células cancerosas los manipulan», explicó en una nota de prensa Sabine Taschner-Mandl, del Hospital Infantil de Santa Ana en Viena, quien ha dirigido la investigación junto a Nikolaus Fortelny, de la Universidad de Salzburgo.
Los científicos afirman que este proceso se puede revertir con fármacos que inhiban las dos proteínas más importantes a través de las cuales intercambian información ambos tipos de células.
Así, se cortan las vías de comunicación entre las células cancerosas y las sanas y se mantendría a los monocitos alejados de la mala influencia de su entorno. Por tanto, se dificultaría que la metástasis se desarrollara.
Esto supone una novedad en la forma de analizar la metástasis del neuroblastoma.
«Hasta ahora, solo los tumores primarios se han estudiado con tanto detalle, pero no las metástasis de neuroblastoma», dice Irfete Fetahu, uno de los autores del estudio.
El neuroblastoma se suele diagnosticar entre el primer mes de vida y los 5 años de edad, y se encuentra cuando el tumor empieza a crecer y causar síntomas que incluyen una masa en el abdomen, el cuello o el tórax y dolor de huesos.
A veces se forma antes del nacimiento y se encuentra durante una ecografía, aunque la mayoría de las veces se diagnostica cuando el cáncer ya se ha expandido.
Fuente: Agencia ID.
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